lunes, 20 de febrero de 2012

Entiéndeme 04

Titulo: Entiéndeme
Género: angustia, romántico, vida cotidiana.
Personajes: principalmente Arashi
Parejas: Chibi pair y… me estoy quedando sin ideas XD Yama pair otra vez
Notas del Autor: Gracias por continuar leyendo y animándome a seguir con esto ^^

Capítulo 04

El timbre sonó insistentemente por segunda vez, así que a Satoshi no le quedó más remedio que dejar la revista de pesca que estaba leyendo y levantarse del sofá. Como fuera uno de esos pesados vendedores a domicilio le iba a cerrar la puerta en las narices, y que protestara lo que quisiera. Abrió con desgana, sin molestarse en dar un vistazo por la mirilla, así que encontrarse a Jun al otro lado le pilló totalmente por sorpresa. Le dirigió una mirada interrogante mientras se hacía a un lado para dejarle pasar.

-Sho me ha pedido que le recoja en el aeropuerto- dijo mientras se quitaba las gafas de sol y consultaba el reloj-, dentro de una hora. Tienes… diez minutos para cambiarte- informó. A él no le daría tiempo de ninguna de las maneras, pero Ohno no necesitaba mucho para estar listo para salir.

-¿Eh? ¿Y por qué tengo que ir yo también?- protestó Satoshi.

Jun había llegado ya al dormitorio del mayor. Abrió el armario y le tiró una camiseta y unos tejanos. Ohno se empezó a vestir por pura inercia, antes siquiera de haberse decidido a ir.

-Porque no quiero ir solo- masculló Jun, con esa entonación de niño caprichoso que a todos se les daba tan bien poner.

Ohno se lo quedó mirando unos segundos, con los brazos metidos dentro de la camiseta que todavía no se había acabado de colocar. Finalmente cedió y se terminó de vestir.

-Gracias- concedió en un susurro.

Jun chasqueó la lengua con fingida indiferencia.

-No sé porque- murmuró entre dientes.

Satoshi esbozó un atisbo de sonrisa ante la respuesta. Por supuesto que lo sabía. Jun había sido el primero- y estaba dispuesto a apostar que el único- en darse cuenta de que estaba perdidamente enamorado de Sho. ¿Cuánto hacía de eso, cinco, seis años ya? No recordaba el tiempo exacto, pero no se le olvidaría nunca la conversación que tuvo con él. Se había sentado a su lado un día, mientras practicaba en una sala del estudio la letra uno de sus solos. Había esperado pacientemente a que terminara la canción y sólo entonces se atrevió a hablar.

-¿Desde cuándo?- había preguntado Jun.

-¿El qué?- preguntó el mayor, sin tener la más mínima idea de a qué se refería.

-Sho- fue la sencilla respuesta.

Ohno se había quedado helado en ese mismo momento. ¿Cómo se había dado cuenta? Siempre ponía tanto cuidado en que no se le notase que había creído que el secreto moriría con él. Miró a Jun con un poco de miedo, sin saber cómo se tomaría algo como eso. Pero este no parecía tener intención alguna de cuestionarle o juzgarle. Quizás sólo quería hacerle saber que estaba allí.

-Desde siempre- respondió con un largo suspiro.

Jun frunció levemente el ceño, como si no esperase esa contestación.

-¿Vas a estar bien?- inquirió con un leve deje de preocupación.

Satoshi asintió con la cabeza y le dedicó una sonrisa que pretendía ser tranquilizadora. Jun le evaluó unos instantes antes de ponerse de nuevo en pie y sacudirse pausadamente la ropa.

-Entonces supongo que todo está bien- murmuró Matsumoto, dirigiéndose hacia la puerta. Se detuvo de nuevo, con la mano en el pomo, dudando sobre si le correspondía o no opinar al respecto-. Creo que deberías decírselo- se atrevió a exponer al fin.

Satoshi no pudo evitar reír ante la expresión taciturna de Jun. Parecía más preocupado que él mismo. Le miró con cariño fraternal y volvió a asentir con la cabeza.

-Lo intentaré- le prometió.

Jun pareció quedarse más tranquilo y se despidió para dejarle ensayar. Desde entonces no había pasado un año en que no intentase confesarle sus sentimientos a Sho, pero parecía que nunca era capaz de encontrar el valor necesario.

Habían llegado ya al aparcamiento y el menor estaba metiendo la llave en el contacto. Ohno tomó aire en profundidad. Ver a Nino resignado a aceptar una derrota antes si quiera de intentarlo le había hecho darse cuenta de que él no quería acabar así.

-Jun- le llamó-, este año lo conseguiré- afirmó con decisión.

Matsujun no dijo nada pero sonrió para sí mismo mientras ponía en marcha el motor. Se sentiría realmente orgulloso de su líder si después de tantos años fuera capaz de expresar sus sentimientos. No sabía que podía decir Sho al respecto pero estaba seguro de que al menos Ohno tenía una oportunidad. Ya era más de lo que podía aspirar él, pensó con pesar. A fin de cuentas Nino le había alejado antes de poder darse cuenta de cuánto le necesitaba.

Satoshi observó en silencio como el rostro de su amigo se ensombrecía. Llevaba toda la semana así, frunciendo levemente el ceño cuando se perdía en sus pensamientos.

-Jun… ¿Está todo bien?- preguntó.

-Sí, ¿por qué?- respondió sin apartar la vista de la carretera.

Ohno se encogió de hombros a su lado, sin saber que más decir. Cuando Jun empezó a cambiar, cuando dejó de ser aquel adolescente que siempre sonreía e intentaba que todo el mundo a su alrededor estuviera animado, no lo había llevado demasiado bien. Se había vuelto demasiado distante, cabezota e incluso egocéntrico. Pero con el tiempo se había ido dando cuenta de que nada había cambiado en realidad. Simplemente había aprendido a encerrarse en sí mismo y guardarse sus problemas en un intento de no preocupar a los demás. A veces le daban ganas de gritarle que no estaba solo, pero sabía que Matsujun era demasiado orgulloso como para tomárselo bien.

-Si necesitas hablar con alguien… aquí me tienes, ¿vale?- ofreció.

Jun asintió con la cabeza y los dos permanecieron en silencio el resto del viaje. Llegaron al aeropuerto y no tuvieron que esperar mucho antes de ver aparecer a Sho. Venía con las gafas de sol puestas y arrastrando pesadamente la maleta. Estaba bastante cansado, sólo pensaba en llegar a casa, darse una ducha y tumbarse a dormir hasta el día siguiente.

-Io- saludó Jun cuando salió de la zona de embarque.

Sho le devolvió la sonrisa y se quitó las gafas al ver que también su líder estaba allí.

-Ohno, no sabía que ibas a venir- dijo animado con el inesperado recibimiento- ¿Por qué no vamos los tres a cenar?- propuso tras consultar el enorme reloj de la pared.

-No tengo nada preparado para cenar- accedió Satoshi.

Sho se volvió para mirar a Jun.

-Lo siento, yo he quedado- se excusó. Ohno le dedicó una mirada de súplica desde detrás de Sho pero este simplemente le ignoró-. Os dejaré en algún lugar cerca de tu casa- dijo dirigiéndose al rapero-, así puedes dejar la maleta.

-Estupendo- exclamó Sho-. Bueno, contadme que tal han ido las cosas por aquí- pidió mientras empezaba a caminar en dirección al aparcamiento.


***

Jun se frotaba los ojos mientras avanzaba por los pasillos del estudio de grabación. Esa mañana no tenían rodaje pero habían cedido el escenario para que una revista hiciera una entrevista a los dos protagonistas, así que tanto Nino como él se habían quedado sin día libre. Ah, a veces estaría bien ser un personaje secundario, pensó mientras intentaba reprimir un bostezo sin demasiado éxito. Abrió la puerta del camerino de maquillaje y entró con bastante desgana.

Nino ya estaba allí, riendo animadamente con la maquilladora que le estaba poniendo un poco de cacao hidratante en los labios. La chica alzó la vista cuando escuchó el sonido de la puerta al cerrarse y se apartó un poco de Nino.

-Matsumoto-san- dijo a modo de saludo, inclinándose levemente en una reverencia-, casi he terminado con Ninomiya-san, en un momento estoy con usted- aseguró.

A Jun no le pasó por alto como guardaba las distancias y la compostura, habiendo desaparecido por completo la atmosfera de complicidad entre los dos. Jun se sentó sin apartar la mirada de ellos. Ahora que se paraba a pensarlo, Nino y esa chica se habían llevado bien casi desde el primer día. Ella era bastante bonita y siempre parecía reír alegremente cuando estaba alrededor de Nino. ¿Habría algo entre ellos?

Chasqueó la lengua y apartó finalmente la mirada. No era cosa suya, mientras no causara problemas al grupo no tenía derecho a decir nada. Aunque eso no lo hacía menos molesto. Permaneció en silencio mientras le arreglaban para la sesión de fotos, limitándose a responder con monosílabos cuando tenían alguna pregunta para él. Finalmente estuvieron los dos a punto y salieron al escenario que representaba la casa de Jun, donde transcurría gran parte del rodaje.

La entrevistadora era una mujer de treinta y tantos que estaba ocupada dando instrucciones al resto del equipo para que colocaran correctamente los focos de luz. Tenía una cámara en las manos y no la devolvió hasta que se aseguró de que el fotógrafo tenía claro lo que quería. Cuando todo estuvo listo les hizo sentarse en las butacas que habían colocado en un lateral. Puso en marcha la grabadora y tomó los papeles donde se encontraban las preguntas, aunque apenas necesitó mirarlos durante toda la entrevista. Les preguntó por el dorama, por sus personajes, que les había impulsado a aceptar los papeles y otra serie de preguntas habituales. Mostró especial interés en saber cómo era trabajar con otro miembro del grupo y les hizo varias preguntas que habían enviado las fans a la redacción.

-Bueno, antes de pasar a la sesión de fotos me gustaría hacer una última pregunta- dijo la entrevistadora, con una sonrisa algo traviesa en los labios.

Los dos Arashi se dirigieron una mirada de lo más significativa, imaginado perfectamente por donde iba la cosa. En las tres semanas que llevaban de rodaje había salido varias veces el tema de la relación entre sus dos personajes. No había realmente nada entre ellos, pero la autora del manga se había encargado de poner suficientes guiños como para que pudiera llevar a malinterpretar la situación. Últimamente era algo bastante habitual en los comics dirigidos al público femenino. No sólo conseguía captar la atención de quienes buscaban una historia romántica clásica, también de aquellas fans que les gustaban las insinuaciones a una relación shonen ai.

-Sabéis que se especula sobre que entre vuestros dos personajes puede haber algo más que amistad…

-Ah, ya lo echaba en falta- ironizó Nino, interrumpiéndola.

-Las fans quieren saber si es posible hacer un par de fotos al respecto- soltó sin más. La verdad es que no creía que aceptasen pero no perdía nada por probar.

Aquello sí que no se lo esperaban. Estaban acostumbrados a que les preguntasen que opinaban sobre ese tema, si les incomodaba y toda esa clase de preguntas algo morbosas que tanto parecían gustar a los periodistas, pero nunca nadie se había atrevido a dar un paso más allá.

Jun miró a la mujer con evidente sorpresa. No le parecía buena idea para nada. Si lo pensaba fríamente era capaz de ver que un artículo como ese podía ser bueno para atraer más seguidores al dorama, pero su relación con Nino en estos momentos era demasiado delicada como para pensar en algo así. Iba a rechazar cordialmente la propuesta cuando la voz de Nino se le adelantó.

-Está bien, hagámoslo- accedió con una sonrisa.

El corazón de Jun le dio un vuelco ante su respuesta. Llevaba varias semanas poniendo todo su esfuerzo en poner distancia con Nino, y ahora… ¿exactamente cuánto se iba a tener que acercar?

Continuará

Bueno, ya tocaba que les dedicara un poquito de espacio al yama, ¿no? Espero que os haya gustado ^^

jueves, 9 de febrero de 2012

Entiéndeme 03

Titulo: Entiéndeme
Género: angustia, romántico, vida cotidiana.
Personajes: principalmente Arashi
Parejas (Shonen ai): NinoMoto y Shohno
Notas del Autor: Os dejo el capi de la semana, siento haberme retrasado un poco pero he tenido unos días muy liados. Muchas gracias por leer y animarme a seguir ^^

Capítulo 03

Se había levantado antes de que sonara el despertador, así que cuando estuvo listo para salir de casa todavía tenía más de media hora. No era porque estuviera nervioso, se repitió Nino por cuarta vez. Estaba acostumbrado a trabajar con Jun así que empezar a rodar un dorama como coprotagonistas tampoco tenía nada de especial. Sobre todo ahora que se había auto impuesto poner distancia con él. Habían pasado cuatro días desde que Jun se había quedado a dormir a su casa y no habían vuelto a comentar el tema. Estaba seguro de J todavía le estaba dando vueltas, pero era lo suficiente discreto como para no preguntar.

El sonido del teléfono móvil le sacó de sus cavilaciones. No se le ocurría quien podía ser a esas horas de la mañana. A lo mejor Oh-chan para pedirle que le pasara a recoger y ahorrarse tocar el coche. A sus más de treinta años seguía sin sentirse tranquilo al volante. Se sorprendió a ver el nombre de Sho en la pantalla.

-¿Tú no tenías que estar en un avión?- preguntó nada mas descolgar.

-Sí, pero vamos con retraso. Ahora han dado el primer aviso para embarcar- aclaró Sakurai.

-Hm… te han hecho madrugar para nada- chinchó Nino.

Eran cosas de los vuelos internacionales, que se le iba a hacer. Sho estaría fuera prácticamente toda la semana cubriendo una noticia en el extranjero y no regresaría hasta el sábado. Habían adelantado la grabación de los programas conjuntos pero aún y así no parecía ser capaz de marcharse tranquilo.

-Oye Nino… pórtate bien mientras no estoy- le pidió-. No me obligues a venir hasta aquí y darte un buen golpe en la cabeza- advirtió. No necesitaba decirle que se refería a su actitud con Jun, estaba seguro de que lo había entendido a la perfección.

-Eh, estos días me he comportado- se defendió con fingida ofensa.

-Sí, demasiado. Y eso es lo que me preocupa- confesó Sho. No podía salir nada bueno de aquella repentina calma.

Nino iba a contestar pero el tono de llamada entrante le hizo cambiar de idea.

-Te dejo que me está llamando Oh-chan. Seré bueno así que no te preocupes. Pásalo bien. ¡Y no te olvides de traerme algún recuerdo!- se despidió. Acto seguido cambió a la nueva llamada-. Sí, te paso a buscar- dijo incluso antes de que su líder tuviera tiempo de saludar-. Yo ya estoy listo así que salgo para allí. Nos vemos en diez minutos- informó.

Recogió a Satoshi y se dirigieron juntos al lugar de grabación. Ohno salía como invitado especial en el primer capítulo, un cameo como el personaje del dorama que empezaría a rodar en unas semanas. Ya se había vuelto costumbre que hicieran ese tipo de publicidad. Los dos estaban casi arreglados cuando llegó Jun. Estaba bastante animado para ser tan temprano por la mañana, se le notaba que le gustaba trabajar con otros miembros del grupo. Pronto todo el elenco estuvo reunido así que el director empezó a repartir instrucciones al equipo. Luego se acercó a los actores y les saludó con una reverencia.

-Ohno-san, siento mucho tener que pedirle el favor pero… ¿podríamos retrasar un poco la grabación de su escena?- inquirió el director.

Les explicó que le gustaría grabar primero la escena en que el personaje de Ninomiya paseaba bajo la lluvia porque el reporte del tiempo predecía que la brisa de media mañana se llevaría las nubes y dejaría un cielo completamente despejado. Querían aprovechar ahora que el cielo todavía estaba cubierto y daba un aspecto de día lluvioso y gris. Ohno aseguró que no había problema porque tenía libre toda la mañana y se quedó junto a Jun mientras grababan.

Se pusieron en marcha los aspersores y Nino tomó su lugar. Era una escena sencilla. Avanzaba por la calle con su paraguas y se encontraba con una niña pequeña que esperaba llorosa en la parada del autobús. Cuando ella le explicaba que no podía volver a casa porque no tenía paraguas Nino le entregaba el suyo y se alejaba corriendo de allí.
Más adelante la niña y su hermano mayor le llevarían el paraguas a su trabajo y ese sería el principio de su relación con el personaje de Jun.

-¡Perfecto!- anunció el director después de rodar por segunda vez la toma.

Habían tenido que repetir el final de la escena porque la pequeña se había puesto nerviosa y se le había olvidado parte del papel, así que Nino había acabado más mojado de lo que tenían previsto.

-Creo que todas las veces que he rodado una escena de lluvia me ha tocado repetirla- comentó Nino cuando llegó junto a sus compañeros.

Hizo una mueca cuando un escalofrío le subió por la espada, pero la temperatura era bastante agradable y en seguida se le pasó la sensación de frío. De todas maneras Jun no debió quedarse tranquilo porque cogió una de las toallas que el personal había dejado preparada y la plantó en su cabeza.

-Te vas a resfriar- anunció mientras frotaba suavemente para secarle el pelo. Luego le enjugó la cara y finalmente la dejó tras sus hombros para que absorbiera las gotas que todavía quedaban.

Nino sonrió levemente y le dejó hacer. Un simple gesto de J y se desmoronaban todas sus buenas intenciones. No tenía fuerza de voluntad, pensó con una mueca amarga. Pero Jun debió malinterpretar su gesto porque se paró en seco y cambió su expresión preocupada por una de culpabilidad.

-Lo siento- murmuró, apartando las manos de Nino y desviando la mirada con incomodidad.

Ohno enarcó una ceja, sin comprender la disculpa de Jun. Parecía que el menor iba a añadir algo más pero en ese momento una de las asistentes llegó corriendo hasta ellos.

-Ninomiya-san, todavía no se ha cambiado de ropa- dijo la chica alarmada-. En el camerino tiene una muda, por favor cámbiese y séquese el pelo- apremió con educación.

Nino se alejó siguiendo a la chica y Jun pudo notar perfectamente la mirada inquisitiva que le dirigía su líder. Agradeció infinitamente que el director le llamara en ese momento porque no tenía ni idea de que le iba a contestar.

Había estado dando muchas vueltas a la incomprensible petición de Nino. ¿Tan pesado se hacía que le llegaba a agobiar? Y se había dado cuenta que la respuesta era un rotundo sí. Siempre estaba pendiente de él, siempre atento a sus miradas, sus gestos, su sonrisa. Tenerle a su alrededor se había vuelto tan natural, tan necesario, que no se había dado ni cuenta de cuando había empezado a acercarse de manera inconsciente, a querer acaparar su atención involuntariamente, a no poder sacarle de su cabeza. Sólo había necesitado cuatro días sin él a su alrededor para darse cuenta de la amarga realidad. Resultaba patético que Nino se hubiera dado cuenta de sus sentimientos antes que él, se dijo con cinismo.

-¿Entonces qué le parece, Matsumoto-san?

Se reprendió mentalmente cuando la pregunta del director le pilló totalmente desubicado. No había escuchado una sola palabra de lo que le había estado diciendo. Así que pidió que se lo repitiese y decidió concentrarse en el trabajo. A fin de cuentas, el amor y él nunca se habían llevado demasiado bien.

**

Nino dio un bote cuando la puerta del camerino se abrió sin avisar. Su primer instinto fue volver a subirse los pantalones, pero en cuanto vio que era Ohno siguió cambiándose de ropa.

-¿Qué ha sido eso?- inquirió el líder.

Nino chasqueó la lengua con fastidio y se secó con lentitud, intentando que Oh-chan dejara el tema. Pero no parecía dispuesto a hacerlo porque le observaba con los brazos en jarras y la mirada inusitadamente dura.

-Le he pedido a Jun que se aleje de mí- confesó al fin.

Ohno abrió la boca, estupefacto, y se quedó con una mueca a medio camino entre la incredulidad y la incomprensión.

-¿Por qué diablos has hecho algo tan estúpido?- inquirió.

Nino se encogió de hombros con fingida indiferencia. Suficientemente duro le resultaba como para tener que justificarse con alguien más.

-Jun lo está pasando mal- insistió Ohno al ver que no decía nada.

Sabía que Matsujun no se quejaría y se guardaría su malestar para sí mismo, pero sin importar lo buen actor que pudiera ser su mirada siempre le delataba cuando estaba dolido o enfadado. Y la mirada que le había dirigido a Nino mientras se disculpaba con él había sido de puro dolor.

-¿Qué otra cosa puedo hacer?- preguntó Nino con impotencia. Había llegado a un punto en que la situación sólo les estaba dañando a los dos. Puede que lo pasara mal unos cuantos días, pero a la larga era lo mejor para J.

-Podrías probar a confesarte- replicó Ohno-. A lo mejor así Jun consigue entender lo que pasa por tu cabeza y todo- ironizó, visiblemente molesto.

Nino le miró como si acabara de decir la cosa más absurda del mundo. ¿Por qué a todo el mundo le parecía tan fácil?

-Por si no te has dado cuenta, soy un hombre- puntualizó innecesariamente.

-Yo también y eso no te ha impedido nunca meterme mano- objetó, cruzando los brazos sobre el pecho.

Nino le miró largamente antes de responder. Se colocó la camisa seca y empezó a abrochar los botones con aspecto abstraído.

-Pero no es lo mismo- dijo finalmente, forzando una sonrisa que estaba cargada de tristeza.

Ohno le dedicó sus mejores morros. Entendía lo que quería decir, una cosa era espectáculo, parte de su trabajo, y la otra era personal, exponer lo que de verdad sentía. Pero precisamente gracias al trabajo debería saber que Matsujun era lo bastante abierto como para no dar importancia a esa clase de cosas.

-Jun lo entendería- se obstinó.

Nino echó la cabeza hacia atrás e hizo una mueca ante el enfado de Satoshi. Puede que tuviera razón, pero él no era lo suficiente valiente para enfrentase al rechazo. Prefería huir antes que acabar con el corazón destrozado.

-¿Tendrías tú el valor si estuvieras en mi lugar?- preguntó, enfrentándole sin un parpadeo.

Ohno bajó la mirada al suelo y apretó los labios, abatido. No había forma de que Nino lo supiera, pero acababa de darle donde más le dolía. Su respuesta fue mucho más amarga de lo que hubiera querido, pero aquella era una espina que llevaba muchos años clavada en su interior, atormentándole en secreto.

-No- confesó con pesar. Levantó la cabeza y sostuvo la mirada de Nino con seriedad-, pero no me rendiría- añadió absolutamente convencido.

Nino pareció no saber cómo replicar a la fuerza de aquellas palabras. Se le veía emocionalmente agotado, sin saber cómo lidiar con todos aquellos sentimientos que no parecía querer tener. Ohno supo que no sacaría mucho más de la conversación así que decidió dejarle solo.

- Nunca me he rendido…- añadió para sí mismo mientras cerraba la puerta de la habitación.