Notas de autor: Me estoy
portando, ¿eh? Un capi por semana. Yo creo que si sigo con este ritmo un par o
tres de semanitas más y dejo el fic acabado. Muchas gracias por seguirme
acompañando ^^
Capítulo 09
Jun se terminó el desayuno con aspecto distraído. No
recordaba haber tenido un silencio tan incómodo con nadie del grupo jamás, ni
tan siquiera cuando se peleó años atrás con Sho y dejó de idolatrarle y
perseguirle allá donde iba. Nino se levantó y dejó los platos en el fregadero,
empezando a coger sus cosas para salir.
-Nino…- llamó Jun. No podía simplemente dejar las
cosas así. No habían cruzado una palabra desde que Nino había salido de la
ducha.
-¿Hm?- murmuró éste, mirándole interrogante mientras
cogía las llaves del coche y de la casa.
-No me gustaría que lo que pasó anoche estropee
nuestra relación.
Nino rió levemente ante su comentario, una risa que
no se reflejó para nada en sus ojos.
-No digas tonterías J. Tú mismo lo has dicho, no
tuvo importancia para ninguno de los dos, así que no le des más vueltas. Los
dos somos bastante adultos como para distinguir entre sexo y amistad, ¿no?-
inquirió despreocupado.
Jun cerró los
ojos un instante, dolido ante su absoluta indiferencia. Asintió con la cabeza y
los dos se pusieron en marcha, yendo en sus respectivos coches hasta el plató
de grabación. Cuando Jun entró en maquillaje Nino ya estaba allí, charlando con
la chica tan animados como de costumbre. Se sentó en una de las sillas libres,
esperando su turno.
-Ah, Ninomiya-san, ya ha vuelto a hacer de las
suyas- se quejó la maquilladora al darse cuenta de la marca que lucía el chico
en el cuello.
Nino fingió no saber de qué hablaba y se inclinó
hacia un lado para mirarse en el espejo.
-Oh, esto- sonrió con picardía-. Sólo fue una
aventura de una noche que no significó nada. Así que no te pongas celosa… sabes
que soy todo tuyo- bromeó, guiñándole un ojo a la chica.
La maquilladora rió divertida, sin darse cuenta de
la frialdad con que Nino miraba de reojo a Jun, ni de como este desviaba la mirada
irritado. Ya le había quedado lo suficiente claro que para Nino no había
significado nada, no necesitaba írselo recalcando una y otra vez.
-A mí no va a engañarme tan fácilmente,
Ninomiya-san. Sé que solo me dice eso para conseguir llevarme a su cama- dijo
dando los últimos retoques al chico-. Listo. Ya estoy con usted, Matsumoto-san-
le informó con una sonrisa formal y una inclinación de cabeza.
Nino salió riendo de allí y Jun solo pudo suspirar,
esperando por que la maquilladora consiguiera dejarle con un poco de buena
cara, porque desde luego el humor no le acompañaba.
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Abrió la puerta lentamente, asomando un poco la
cabeza para mirar furtivamente en el interior de la sala de baile. Estaba
vacía, así que Jun entró y soltó su bolsa en un lateral, suspirando. Por un
segundo había estado tentado a marcharse de allí: ir a las máquinas
expendedoras a por algo de beber, salir de la agencia a tomar un café, subir
hasta el despacho de su manager a conversar sobre cualquier tontería referente
al concierto de invierno que ofrecerían la próxima semana… lo que fuese con tal
de no estar allí y arriesgarse a que Nino fuera el primero en llegar. Pero al
final había decidido dejar las niñerías a un lado y enfrentar lo que tuviera
que pasar. A fin de cuentas Nino tenía razón, eran adultos, y aquella mañana
habían estado trabajando juntos en el dorama sin más complicación que alguna
mirada enfurruñada de Nino cuando estaban fuera de las cámaras.
Se acercó hasta el equipo de música y buscó los CDs
con las canciones que tenía previsto ensayar. Riida y Sho tenían el día libre
así que seleccionó algunos solos para trabajar en ellos y las canciones en que
Aiba se solía equivocar más a menudo. Estaba a punto de colocar uno de los
discos cuando escuchó que la puerta se abría. Se volvió lentamente hacia allí y
no pudo reprimir una mueca de alivio al comprobar que se trataba de Aiba.
-Buenas tardes- saludó energético, tirando su maleta
junto a la de Jun y acercándose hasta donde estaba él.
-Mira, el
desaparecido- comentó Jun ladeando una sonrisa.
-Siento
haberos dejado colgados… es que Hasegawa-san y yo nos fuimos a… bueno, ya
sabes… un poco de intimidad…
-No
necesito que me des detalles, ya me hago una idea- aseguró Jun, acallándolo por
si se le ocurría explicitar más.
Aiba rió
por lo bajo, cogiendo el CD de las manos de Jun y poniéndolo en el reproductor.
-Las
amigas de Hasegawa-san ya me han contado que liaste una buena… ¿en serio
pegaste al fotógrafo?- preguntó con curiosidad.
Jun exhaló
pesadamente y asintió con la cabeza, haciendo que Aiba le mirase sorprendido un
instante antes de ponerse inusualmente serio.
-¿Puedo
hacerte una pregunta, Jun?- inquirió, acercándose más a él, invadiendo con su
habitual tranquilidad su espacio personal.
Jun estuvo
tentado a decirle que no. Que Aiba pidiese permiso le parecía altamente
sospechoso, normalmente era de los que decía lo que le pasaba por la cabeza sin
pensar. Pero sabía que Masaki no se iba a dar por vencido así que se encogió de
hombros con indiferencia, indicándole con un gesto de la mano que continuara.
-¿Te gusta
Nino?- soltó a bocajarro.
A Jun casi
se le escurrió el álbum que tenía entre las manos, girándose rápidamente para
mirar a Aiba con alarma. ¿Hasta el baka se había dado cuenta? Joder, ¿cuán
obvio podía llegar a ser?, se preguntó con preocupación.
-Me
gustaría responder que no- dijo tras un incómodo silencio, con la mirada
perdida en la nada.
-Pero no
puedes- aventuró Aiba.
-No, no
puedo- confirmó Jun con aspecto derrotado.
Aiba
sonrió para sí mismo, contento de haber acertado. Las dos veces que Jun había
perdido los estribos de aquella manera tan impropia en él habían sido culpa de
Nino, y esa intensidad de reacciones en alguien que intentaba siempre guardarse
sus preocupaciones y su enfado para él mismo podían significar pocas cosas.
-Bueno,
entonces supongo que todo está bien- afirmó. Aún no había encontrado el momento
de hablar con Nino pero estaba dispuesto a apostar que éste estaba colado por
Jun. Así que simplemente había que dejar que las cosas siguieran su curso.
Jun sonrió
con ironía. Aiba no tenía ni la menor idea de lo complicadas que estaban las
cosas entre ellos, pero no valía la pena amargarle contándole sus penas. Pasó
un par de pistas buscando la canción que quería ensayar y se puso en posición
junto a su compañero, empezando a realizar los pasos en una sincronización
mucho mejor de la que se esperaba. Estaban en el estribillo cuando finalmente
apareció Nino, saludando con aspecto algo cansado. Jun se acercó al reproductor
y volvió a poner la canción desde el principio. Llevaban cerca de media hora
ensayando cuando Aiba pidió un descanso.
-Estoy
muerto de sed, iré a por unas bebidas- anunció, mirando significativamente a
Jun.
-Una cola
para mí- se apresuró a pedir Nino, sonriente.
Jun pareció
suplicarle con la mirada que no le dejara a solas con Nino pero Aiba
simplemente rió por lo bajo y salió, cerrando la puerta tras él.
Automáticamente la expresión animada de Nino se volvió una mueca distante. Se
giró hacia Jun y avanzó hasta donde estaba él.
-¿Qué te
parece aquí?- inquirió Nino.
Jun le
miró sin comprender.
-Tiene su
morbo, hacerlo en el trabajo, ¿no?- preguntó Nino, pasando los dedos muy cerca
de la ingle del menor.
-No tiene
gracia Nino, hoy no he tenido buen día. No estoy para bromas- advirtió. Y no
mentía, aquella mañana su actuación había sido un desastre y había tenido que
repetir escena tras escena como no le pasaba desde que era junior.
-No
bromeo. Esta mañana has dicho que estaba bien, el sexo sin compromiso- replicó,
escrutándole directamente a los ojos- ¿O tienes algún problema con ello?-
inquirió desafiante. Ni siquiera sabía porque lo hacía. Quizás estaba buscando
simplemente acabar con la paciencia de Jun. Que se cabreara con él le parecía
infinitamente mejor que la distante indiferencia que había mostrado aquella
mañana.
Jun se
puso automáticamente a la defensiva. ¿Hasta cuando pensaba torturarle Nino?
Sabía de sobras que esperaba mucho más, él había sido siempre el más romanticón
del grupo, el que lo esperaba todo cuando se embarcaba en una relación.
Exigirle que dejara a un lado sus sentimientos era retorcido además de cruel.
Pero no iba a ceder tan fácilmente.
-Por
supuesto que no tengo problema- aseguró, sin apartar los ojos de él.
Parecía
que Nino iba a hacer su siguiente movimiento cuando la puerta se abrió de golpe
y Sho se los quedó mirando sorprendido, buscando a Aiba por la sala, volviendo
la cabeza hacia atrás y preguntándose qué hacer.
-¿Molesto?-
inquirió al fin, mirando significativamente a Nino.
-No, claro
que no- respondió este, sonriendo al acto-. Estábamos ensayando pero al baka le
ha dado sed. ¿Qué haces tú por aquí? Hoy tienes libre.
-Me
aburría en casa así que he decidido venir a practicar un rato- respondió con un
encogimiento de hombros. Aquello era verdad a medias, pero no era momento de
ponerse a dar más explicaciones.
Sho entró
en la sala, dejando sus cosas junto al resto de mochilas y preguntando qué
canción estaban practicando. Se estaba quejando de que había olvidado la mayor parte
de la coreografía cuando apareció Aiba en el umbral.
-Adivinad
a quien me he encontrado en el pasillo… Ah, pero si Sho-chan también ha venido-
exclamó animado, apartándose a un lado para dejar pasar a Ohno.
Tanto
Riida como Sho se pusieron a reír a la vez. Al parecer los dos habían tenido la
misma idea, utilizar el grupo como excusa para volverse a ver.
-Sabía que
querrías hacer una barbacoa- presumió Sho.
-Eso es
que hubo una buena pesca, ¿eh?- le sonrió Jun a su líder. Cuando conseguía un
buen número de peces solía invitar a todo el grupo a su casa para comerlos con
todos.
-Sí, así
que esta noche vendréis a cenar a mi casa, ¿no?- inquirió, sacando el CD del
reproductor para ver cuál era y asintiendo con la cabeza. Era uno de sus
álbumes más viejos pero sin duda habría un par de canciones en el concierto así
que les vendría bien repasarlas.
-Por
supuesto- aseguró Nino, poniéndose en su posición.
Jun se colocó
junto a Satoshi, aprovechando que en esa canción empezaban cantando los dos, y
se acercó con disimulo a su oreja.
-¿Ha
pasado algo bueno?- preguntó, mirando expectante a su líder.
-Sí, ya te
contaré- susurró con una sonrisa, fingiendo llevarse un micro a los labios al
inicio de la canción.
Jun
asintió satisfecho. Al menos su desastrosa noche con Nino había servido para
una buena causa.
Continuará…