lunes, 30 de julio de 2012

Entiéndeme 11


Notas de autor: Os dejo un nuevo capi, en plena recta final. Espero que os guste y gracias por leer  ^^ 

Capítulo 11

El día había sido realmente largo. Habían salido hacia Fukuoka a primera hora de la mañana y, tras dejar sus cosas en el hotel, habían rodado un reportaje para el especial “ciudades de Japón” que se empezaría a emitir el próximo mes. Después de eso les había quedado el tiempo justo para visitar el escenario ya montado, realizar las pruebas de sonido y algunos ajustes de última hora y cenar algo rápido en el backstage. Aunque tan pronto como salieron al escenario se les olvidó el cansancio del día. Sentir el cariño de las fans siempre les revitalizaba y les llenaba de energía, así que cuando volvieron al hotel bien entrada la noche lo hicieron con una sonrisa en la cara.

-Vayamos a tomar algo- propuso Aiba mientras se dirigían al ascensor.  

-Mañana tenemos que seguir rodando el reportaje, a primera hora de la mañana- le recordó Jun.

-Sólo será un rato, en el mismo bar del hotel- insistió, dedicándole al menor del grupo su mejor sonrisa.

Pero Jun no parecía muy dispuesto a dejarse convencer así que probó dirigiendo a Sho una mirada suplicante. Sabía que cuando el primero aceptara los demás se animarían detrás. Sakurai ladeó la cabeza, y estaba a punto de rechazar su invitación cuando se fijó en Nino. Tenía la mirada ausente y caminaba junto a ellos con aspecto abstraído, como si fuera completamente ajeno a lo que rodeaba y se moviera por pura inercia. Sho supuso que todavía estaría dándole vueltas a lo que había pasado la noche anterior con Jun. Reprimió un suspiro y cambió de idea. No podía dejarle en ese estado.

-Que dices Nino, ¿te apuntas?- inquirió animado, haciendo que Aiba hiciera un gesto triunfal- A tomar algo- añadió al ver que su amigo le miraba sin comprender.

-Claro- respondió Nino, sonriendo de manera tan forzada que a Sho se le encogió el corazón en el pecho.

-Decidido entonces, iremos todos- sentenció Sho.

Nino asintió con la cabeza, intentando parecer entusiasmado. Le vendría bien beber hasta perder el conocimiento. O quién sabe, puede que antes de eso encontrara un poco de compañía que le ayudara a olvidar por unas horas a Jun.

-Ah no, yo no, tengo que aprenderme todavía algunas escenas de mi dorama… Llevo bastante retraso y si no me empiezo a poner al día va a ser un desastre- se excusó Ohno. Se sintió un poco mal al ver el puchero decepcionado de Aiba- Pero si lo memorizo pronto bajaré a tomar una copa- prometió.

Entraron en sus respectivas habitaciones para ponerse algo de ropa casual y quedaron en verse en unos minutos en el bar. Ohno bostezaba sin ningún disimulo mientras esperaba que Nino abriera la puerta de la habitación que compartían.

-Oye Nino… ¿ha pasado algo?- preguntó Satoshi tras pensarlo durante varios minutos.

-¿Algo como qué?- inquirió mientras abría el armario y sacaba la primera camiseta que pillaba.

-Entre tú y Jun- aclaró con un encogimiento de hombros.

Nino se quedó congelado, a medio camino de ponerse la camiseta. Cerró los ojos un segundo, componiendo la expresión despreocupada de siempre, antes de girarse para encarar al mayor.

-Claro que no, ¿Por qué preguntas?

-No lo sé…- respondió. No era demasiado bueno para estas cosas, solía estar en su propio mundo por lo que solamente era una sensación imprecisa y vaga- En los conciertos soléis estar siempre juntos o hacer alguna tontería, pero hoy ni siquiera os habéis mirado el uno al otro- se intentó explicar. Si Nino había decidido finalmente confesarse y Jun le había rechazado quería estar ahí para él, aunque no tuviera la menor idea de qué hacer.

Nino rió suavemente, negando con la cabeza.

-Claro que nos hemos mirado Satoshi, si tenemos que coordinar nuestros bailes en la mayoría de canciones… Te estás imaginando cosas- le quitó importancia. Ya tenía suficiente con la preocupación más que evidente de Sho, no podía ir cargando a todo el mundo con sus problemas.

Ohno asintió con la cabeza. No se quedaba demasiado convencido pero tampoco le quería presionar, así que cogió el libreto de su dorama y se sentó con él en el escritorio.

-No trabajes demasiado- exhortó Nino antes de salir.

Cuando llegó al bar Aiba le saludó agitando una mano desde la barra. Al acercarse hasta él vio que había pedido cuatro bebidas, así que cogió dos de ellas y siguió a su compañero hasta una de las mesas. Sho apareció a los pocos minutos y para no perder costumbres Jun fue el último en llegar. Se pusieron a comentar algunos momentos del concierto y pronto estaban riendo y planificando como podían sorprender a las fans la próxima vez.

-Ah, Matsujun, ahora que hablamos de fans… Tengo una compañera en News Zero que siempre dice que tú eres su preferido… El otro día me preguntó si podría darte su número de teléfono- comentó Sho en tono casual.

-No creo que sea una buena idea, no querría causarte problemas en el trabajo- rechazó cordialmente la propuesta.

-¿Seguro? Es una chica muy guapa, ¿eh? Y está loquita por ti así que hará cualquier cosa que le pidas- añadió guiñándole un ojo con picardía.

-Y me halaga, pero en estos momentos no tengo tiempo- se disculpó-. Venga, que esta ronda la pago yo- dijo levantándose en dirección a la barra para evitar que volviera a sacar el tema.

Sho dirigió a Nino una mirada de lo más significativa pero éste negó con la cabeza. Por supuesto que lo último que haría Jun sería ponerle en una situación incómoda en el trabajo, y si Sho no sabía eso es que no había aprendido nada de él en todos estos años.

En cuanto Jun regresó con las bebidas siguieron charlando animados, hasta que al cabo de un rato Aiba empezó a mirar repetitivamente hacia algún punto situado más allá de ellos.

-¿Qué estás mirando con tanto interés, a ver?- inquirió Nino, estirándose un poco para mirar en su dirección.

-Aquellas chicas de allí…- señaló discretamente una mesa donde estaban sentadas tres jóvenes. Llevaban rato mirando en su dirección, señalando con disimulo y cuchicheando- Seguro que nos han reconocido, y diría que al menos una de ellas tiene la mira puesta en Jun- aventuró, porque habían estado haciendo gestos en su dirección.

-¿En mí?- inquirió Jun, dándose media vuelta sobre la silla para poder mirarlas.

Se levantó levemente las gafas de sol, mirando a las chicas por debajo de la montura y consiguiendo con ello que armaran un buen alboroto. Les dedicó una sonrisa algo tímida, inclinando levemente la cabeza y volvió a recuperar su posición.

-¿No quieres invitarlas a una copa?- propuso Sho, divertido con la situación. Rió cuando Jun se apresuró a negar con la cabeza-. A todos nos viene bien liberar tensiones de vez en cuando.

-Sí, pero prefiero hacerlo con una relación estable… de otra manera estaría demasiado preocupado por lo que pueda rumorear la prensa.

Sho rió, dándole unas palmaditas en la mano.

-Ese es mi Jun, siempre pensando en el trabajo- afirmó, poniéndose en pie-. Acompáñame a por otra ronda Nino- pidió Sho.

-¿Eh? Puedes ir tú solo.

-Supongo que no vas a invitar a ninguna.

-Definitivamente no- respondió Nino al acto, haciendo que los demás rieran de su habitual tacañería.

-Entonces al menos ayúdame a traer la bebida- exigió Sho.

En cuanto estuvieron en la barra aprovechó para inclinarse sobre Nino.

-¿Te has convencido ya?- le susurró al oído.

Al instante el menor cambió su expresión animada por una mucho más taciturna. Agradecía las intenciones de Sho, pero ya había aceptado que no tenía ninguna esperanza. Jugueteó con uno de los posavasos entre los dedos antes de atreverse a levantar la mirada y encarar a su amigo.

-Conmigo no tiene que preocuparse de la prensa, Sho-chan- le corrigió con un suspiro de resignación-. Además, lo dijo muy claramente. Haría lo mismo por cualquier amigo… No importa como lo intentes ver, sólo soy un amigo para él. Ahora puede que ni siquiera eso- añadió con una sonrisa amarga.

-Pero mira que sois los dos igual de cabezotas- se quejó Sho tras un largo silencio-, no me extraña que hayáis acabado así- sentenció. En cuanto Nino le había explicado lo sucedido en las últimas semanas le había resultado obvio que ambos sentían lo mismo, aunque fueran demasiado tozudos como para ser el primero en ceder y aceptarlo- Muy bien Kazunari… más te vale no fastidiar las cosas con Jun después de lo que voy a hacer- advirtió, cogiendo dos de los vasos y yéndose decidido hasta su mesa.

-Espera Sho… ¿Qué vas a hacer?- preguntó alarmado, siguiéndole presuroso- ¿Qué vas a hacer?- le susurró al oído cuando se sentó en la mesa, dedicándole una mirada de ansiedad.

Pero Sho se limitó a ignorarle y reanudar la conversación como si nada hubiera pasado. No valía la pena razonar con Nino cuando se obstinaba en algo, así que tendría que tomar medidas drásticas. Empezó a reír de manera estridente de las tonterías de Aiba, mientras fingía apurar su vaso con avidez. Cuando lo vació el resto de sus compañeros creían que se le había subido el alcohol a la cabeza. Aiba estaba distraído enviándose mensajes con su chica así que Sho decidió que era el momento de poner en marcha la siguiente etapa del plan. Se puso de pie de golpe, tambaleándose y ladeándose peligrosamente hacia Jun que se apresuró a levantarse también y sujetarle.

-Me parece que por hoy se ha acabado el beber para ti- afirmó riendo de su compañero-. Venga, que te llevaré a la cama- dijo.

Sho fingió protestar un poco pero se dejó llevar dócilmente cuando éste insistió, apoyando la cabeza en el hombro del menor y riendo tontamente. Justo antes de que salieran del local Sho giró la cabeza, dedicando a Nino una mirada de lo más significativa. Este captó el mensaje y le siguió a desgana, unos cuantos pasos más atrás. Estaban llegando al pasillo donde estaban los ascensores, completamente vacío a esas horas, cuando Sho atacó. Sujetó a Jun de la camisa y tiró de él hacia atrás, hasta notar que su espalda chocaba contra la pared. Atrajo a Jun contra él y sin previo aviso le besó ávidamente.

Aquello tomó a Jun tan por sorpresa que en un primer momento no acertó a reaccionar, pero en cuanto sintió la lengua de Sho intentando abrirse paso en su boca se apartó de él, mirándole con paciencia. Menuda borrachera que debía llevar.

-Deja de hacer tonterías Sakurai-kun- pidió estoicamente.

-Pero… yo sí que necesito liberar tensiones- le susurró roncamente, dedicándole una mirada de lo más significativa.

-Pero no conmigo- afirmó Jun, revolviendo el pelo de su compañero como si fuera un niño pequeño.

-¿Por qué no? No tienes problema en hacerlo con Nino- soltó de improvisto.

Jun, que se había dado la vuelta para apretar el botón del ascensor, se quedó paralizado a medio camino, girándose lentamente para encarar al mayor con expresión indescifrable.

-Os vi el otro día en la agencia, y Nino me lo contó todo- confesó. Jun palideció al acto, sin saber que decir-. Así que todo debería estar bien- decidió, haciendo un nuevo intento de aproximación.

Jun le detuvo poniendo una mano sobre su pecho y obligándole a recostarse de nuevo en la pared. Maldita sea, ¿Cómo se suponía que tenía que salir de esta?

-Pero no es lo mismo- musitó de manera un tanto incongruente.

-¿Es porque es Nino?- inquirió Sho.

-Por supuesto que no- masculló molesto. ¿Es que todo el grupo iba a darse cuenta de lo que sentía por él?

Sho sonrió de medio lado y se lanzó sobre él, besándole una vez más antes de que tuviera ocasión de reaccionar. Jun se deshizo de su agarre y le dedicó una mirada funesta.

-No vuelvas a hacer eso- advirtió con seriedad.

-Es porque es Nino- corroboró Sho, riendo sin parar, haciendo enfurruñar al menor.

-Te vas a ir directo a la cama a…- Jun le había sujetado de una muñeca y tenía intenciones de meterlo en el ascensor, pero la imagen que vio ante él le dejó paralizado- Riida…- murmuró, con un nudo en la garganta.

Sho alzó la vista al acto y se encontró con la mirada de Satoshi. No dijo una palabra, pero no hizo falta para que pudiera leer en sus ojos las mil y una emociones que le estaban pasando por la cabeza. Había sorpresa, incomprensión, decepción y dolor.

-Satoshi…- le llamó Sho, dando un paso hacia él. Pero tan pronto como Sakurai se movió para acercarse, Ohno dio media vuelta y salió huyendo escaleras arriba, incapaz de enfrentarle en ese momento- ¡Satoshi!- gritó, empezando a correr tras él.

Lo supo en ese mismo instante, mientras le perseguía de forma desesperada. No importaba lo que pudieran pensar Kitagawa o las fans, ni la imagen pública de su padre, ni lo que pudiera llegar a presionarles la sociedad. Todo eso no tenía ninguna clase de valor si para conservarlo tenía que hacer sentir de esa manera a Satoshi. Porque en el momento en que Ohno le había mirado con aquella profunda tristeza comprendió que lo único que tenía importancia era él.

Llegaron a la planta donde se hospedaban y Ohno abrió su cuarto y se encerró con un sonoro portazo. Sho llegó hasta su puerta sin aliento y empezó a golpearla con desesperación.

-¡Satoshi!- insistió, sin importarle el escándalo que estaba armando o lo que pudieran pensar el resto de huéspedes. ¿Cómo podría preocuparse por algo tan insignificante en ese momento?

Jun también había llegado hasta allí. Pasó junto a Sho en silencio, dándole un suave apretón en el hombro para infundirle ánimos y metiéndose en su habitación. Por un segundo había pensado en intentar hablar con Ohno pero finalmente decidió que era mejor que arreglaran las cosas a solas.

-Por favor Satoshi, déjame explicarlo- rogó Sho desesperado.

En ese momento se abrió la puerta del ascensor y apareció Nino, que se acercó lentamente hasta su amigo.

-¿Tú y Riida…?- preguntó sin más. Sakurai asintió con la cabeza- Oh, lo siento, Sho-chan, lo siento mucho- se disculpó con expresión de culpabilidad. Había estado tan absorto en sus propios problemas que no se había dado cuenta para nada.

-No te preocupes, esto no tiene nada que ver contigo- le tranquilizó Sho-. Es por mi propia inseguridad- sentenció amargamente. Sonrió a Nino- Toma, arregla las cosas con Jun- instó, entregándole la llave de la habitación que compartía con Matsumoto.

Nino asintió con la mirada aguada, cogiendo la tarjeta, aunque parecía reticente a dejarle solo. Por mucho que Sho dijera que él no tenía la culpa, eso no habría sucedido si no le hubiera intentado ayudar. No podía hacer mucho pero al menos podía conseguir que hablasen.

-¿Quieres la llave de mi habitación?- propuso Nino.

Sho negó con la cabeza.

-Conseguiré que me abra él. Anda ve- dijo, dándole un suave empujoncito. Le siguió con la mirada hasta que Nino despareció en el interior del cuarto de Jun y suspiró derrotado- Satoshi… escúchame por favor… Te prometo que no hay nada entre Jun y yo- aseguró.

La puerta se abrió tan de improvisto que Sho casi perdió el equilibrio. En el umbral apareció Ohno, que le miraba como si se hubiera vuelto loco.

-Ya sé que no hay nada entre vosotros dos- afirmó, con una convicción que no dejaba lugar a dudas. No sabía de qué iba todo aquello pero estaba seguro de que aquel beso tenía que ver con Nino y su estado depresivo.

-¿Entonces…?- inquirió Sho, sin comprender.

-¿Te avergüenzas de mí?- preguntó Ohno, mirándole sin parpadear.

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Nino abrió lentamente la puerta de la habitación, asomando la cabeza antes de entrar. Jun estaba tumbado sobre una de las camas y miraba el techo con expresión abatida. Nino hizo expresamente ruido al cerrar la puerta, atrayendo su atención. Jun le miró y se sentó en la cama, esbozando una mueca de cansancio.

-Ahora no estoy de humor para juegos, Nino- advirtió secamente.

El mayor aceptó la reprimenda con un sumiso asentimiento de cabeza.

-Quiero hablar contigo J- musitó débilmente, sin atreverse a moverse de donde estaba.

Jun le miró con desconfianza antes de contestar.

-Habla- se limitó a decir.

Nino se dirigió a la otra cama, sentándose en el borde y clavando la mirada en el suelo mientras intentaba encontrar fuerzas para empezar. Los segundos iban pasando con evidente pesadez y podía notar como Jun se impacientaba, pero no había mucho que pudiera hacer. Impotente, se dejó caer sobre la cama, cubriéndose el rostro con las dos manos. ¿Cómo diablos se suponía que debía declarase a otro hombre?



lunes, 9 de julio de 2012

Entiéndeme 10


Notas de autor: ¿Dije que habría angst? ¿Dije que habría sexo explícito? Sí, creo que avisé de todo al principio del fic.

Capítulo 10

Estaban los cinco reunidos en una de las salsas de la agencia, ultimado los detalles del viaje que realizarían a Fukuoka el día siguiente. Sho se había encargado de organizar la mayor parte del viaje y ya les había puesto al corriente de los detalles, y ahora Jun había tomado el relevo para comentar la puesta en escena del concierto.

-Entonces cuando empecemos el estribillo los globos aerostáticos empezarán a elevarse y las guías harán que pasemos por encima de todo el público- informó.

-¿En serio?- protestó Sho con expresión lastimera- Bueno pero como el estadio es pequeño y sólo tenemos dos globos, estaría bien que uno de nosotros se quede en el centro del escenario- propuso.

-Lo que tú quieres es ahorrarte el subir a las alturas- le punzó Nino con una sonrisa.

-Ah, me pilló- murmuró Sho con cara de circunstancias.

-¿Sabes? Esa es una buena idea- comentó Jun con aspecto algo pensativo, perfilando la escenografía en su cabeza-. Sí, será perfecto si en cada globo subimos dos y otro se queda a animar desde abajo- confirmó.

A Sho se le iluminó el rostro, al menos hasta que el menor siguió hablando.

-Como la canción es de un dorama de Aiba lo lógico será que se quede él en el centro, siendo el foco de atención. Durante la primera estrofa de la canción el resto nos encaminaremos hacia las plataformas de los lados- siguió mientras señalaba el recorrido en el esquema del escenario que tenían dibujado en la pizarra- y mientras los globos se elevan un foco puede iluminar a Aiba para que no pierda protagonismo- murmuró Jun.

Estaba más pensando en voz alta que explicando el plan a sus compañeros, así que le pasó por alto la mirada decepcionada de Sho y las palmaditas en el hombro que le dio Ohno a modo de consuelo.

-No te preocupes, si tienes miedo puedes coger mi mano- se ofreció Satoshi, asintiendo con la cabeza de lo más convencido.

-Eh, no soy un crío- protestó Sho, riendo levemente de la ocurrencia. Se tomó unos segundos para imaginar la situación. Posiblemente a las fans les encantaría el momento de fan service y gritarían pidiendo por más-. Aunque tal vez lo haga- murmuró en voz baja mientras ponía un puchero.

Jun asintió con la cabeza, orgulloso de ellos. Esos dos se habían pasado la última semana en una especie de luna de miel. No es que hicieran nada fuera de lo común, es más, estaba seguro de que ni Aiba ni Nino se habían dado cuenta del cambio. Pero Satoshi le había puesto al corriente de lo ocurrido en la noche de pesca así que a Jun no le pasaban por alto las miradas, las sonrisas y los momentos de disimulado flirteo que compartían con tanta naturalidad. Sonrió para sí mismo y siguió con la reunión. Unas dos horas después por fin tuvieron todo a punto y les dejó marchar.

-Wa, que tarde se ha hecho- se quejó Sho al ver la hora en el reloj. Eran cerca de las diez y aún tenía que preparar la maleta para el día siguiente, por no hablar de lo cansado que estaba y lo poco que le apetecía llegar a casa y tener que liarse a cocinar en ese momento. Miró a Ohno de reojo mientras recogía sus papeles y los guardaba en su bolsa- ¿Qué te parece si paramos en un puesto de soba?- propuso- A estas horas ya no apetece cocinar…

-Claro- respondió Satoshi sin tener ni que pensarlo.

-Es muy buena idea, yo tampoco tengo nada preparado en casa así que me apunto- dijo Aiba de lo más animado.

Sho le miró sorprendido un instante. No era que Aiba le molestara, pero había pensado que podría pasar un rato a solas con Ohno. Enseguida se repuso y asintió sonriente.

-Estupendo- accedió, ocultando a la perfección su pequeña decepción.

-Aiba- le llamó Jun, apiadándose de la pareja-, tú no te vas a ningún lado hasta que volvamos a repasar tu baile- afirmó, ganándose una sonrisa agradecida de parte de Satoshi.

-¿Hah? Pero si esta mañana lo he hecho bien dos veces- se defendió con un puchero.

-¿Y cuántas lo has repetido?- inquirió Jun implacable.

-Nueve…- murmuró algo avergonzado. Desde luego no era una buena media. Suspiró y volvió a dejar su mochila en un lado, preparándose para ensayar un rato más. Matsumoto era demasiado estricto a veces, pensó con resignación.

Ohno y Sho se despidieron y salieron de la sala de reuniones. Nino anunció que también se quedaba, haciendo que un estremecimiento recorriera a Jun. Sabía muy bien lo que buscaba y no tenía nada que ver con ayudar a Aiba.

-¿Bajamos a la sala de ensayo?- preguntó Aiba.

-No hace falta, aquí tenemos suficiente sitio- respondió Jun colocando el CD en el reproductor e indicándole con un gesto de la mano que empezara a bailar.

-¿Lo estás haciendo expresamente?- preguntó Nino cuando vio que se equivocaba por segunda vez, poniéndose en pie para acercarse a Aiba- Sígueme- pidió, colcándose delante para bailar con él. Y es que veían tantas veces los solos de Aiba que todos acababan por aprenderse sus pasos antes que él.

Tres intentos después pareció que la cosa estaba bajo control así que decidieron dejarlo por hoy.

-Que ganas de meterme de cabeza en la cama- exclamó Aiba con cansancio, sin molestarse en disimular el bostezo que se le estaba escapando- ¿Venís a la ducha?

Nino asintió y le siguió con la DS en las manos. Jun en cambio dijo que se quedaría un rato más a trabajar. Y no era mentira del todo. Abrió su correo y envió un mensaje a los montadores del escenario para ponerles al corriente de los cambios que habían realizado a última hora. Aprovechó también para escribir en el blog del grupo y revisar algunas cosas que le habían quedado pendientes.

-¿Aún sigues aquí?- preguntó Nino.

Jun levantó la mirada de la pantalla de manera automática. Se había distraído y no le había escuchado llegar. Supo lo que tenía en mente en cuanto sonrió de medio lado y giró la llave de la sala de reuniones para que nadie pudiera acceder. Jun suspiró y se cubrió el rostro con las manos mientras Nino se acercaba hasta él, colocándose a su espalda y apoyando la barbilla en su hombro.

-Basta de trabajo por hoy- decidió Nino, bajando la pantalla del ordenador para apartarlo a un lado. Pasó las manos por debajo de la camiseta de J, acariciando la espalda y desplazándolas hasta el vientre.

Jun rodó la silla giratoria para encararle, poniendo todo su esfuerzo en mantener una expresión neutra. ¿Hasta cuándo iba a durar aquella tortura? Durante toda la semana Nino le había estado buscando, provocándole, arrastrándole a su juego una y otra vez. No había habido un sólo día que no acabaran así. Nino se sentó sobre él, con una sonrisa traviesa en los labios, empezando a desabrochar su pantalón sin dejar de mirarle desafiante. Y él solo podía dejarle hacer y tratar de contener la respiración mientras el mayor empezaba a mordisquearle el cuello y acariciar su miembro recién liberado de la ropa interior. Sabía que aquello estaba mal, pero a la hora de la verdad no encontraba fuerzas para negarse.

-¿Hoy tampoco vas a dejarme llegar al final?- cuestionó Nino mientras con un ágil movimiento bajaba su propia cremallera, apretando las caderas contra Jun, tan cerca de él que con una sola mano podía acariciar los dos miembros.

-Sabes que no…- replicó obstinado. Ni siquiera sabía porque se negaba, quizás porque era lo único que le quedaba antes de rendirse totalmente ante él- Eso no estaría bien… nada de esto está bien.

Nino rió, una risa suave y sin rastro de humor. Apretó la erección de Jun contra la suya y deslizó su mano arriba y abajo en un movimiento que hizo gemir al menor.

-Eres un hipócrita, J- recriminó, repentinamente serio-. Dices que no está bien, pero en realidad te mueres de ganas de follarme- le acusó.

Jun ni siquiera supo que le había molestado más, si sus palabras hirientes o la manera en que le miraba directamente a los ojos, retándole a contradecirle si tenía el valor.

-Maldita sea Nino, ¿de verdad es eso lo que quieres?- gruñó, sintiéndose enfadado, dolido y derrotado a la vez.

Dio media vuelta a la silla y, cogiendo a Nino de la cintura, lo apoyó bruscamente sobre la mesa, al tiempo que él se ponía en pie. De un tirón bajó los pantalones y la ropa interior de Nino, posicionándose contra su trasero, mirándole directamente a los ojos.

-¿Tendrás suficiente con ello?- cuestionó Jun.

-J…- murmuró, mordiéndose levemente el labio inferior, consciente de que se estaba pasando de la ralla.

Iba a decir algo más pero las palabras murieron en su boca cuando Jun se adentró de una estocada en él, dejándole sin aliento. Nino dejó escapar un grito ahogado. De sorpresa, de dolor, de placer retorcido por haber conseguido finalmente lo que quería. Cerró los ojos con fuerza, intentando acostumbrarse  a la brusquedad de la intrusión, pero Jun apenas le dio unos segundos de tregua antes de empezar a moverse. Jadeó, arañando la mesa en un acto reflejo mientras el dolor iba remitiendo un poco para dejar paso a un agradable cosquilleo que se concentraba en la parte baja de su vientre. Antes de darse cuenta seguía el ritmo frenético que marcaba el menor, gimiendo levemente con cada embestida.

-J…- ronroneó.

Éste le entendió a la perfección y envolvió la erección de Nino con una de sus manos, acompasando el movimiento al vaivén de sus caderas, consiguiendo que la respiración de Nino se acelerase tanto que ya era imposible distinguir donde acababa un gemido y donde empezaba el siguiente. Las piernas de Nino se enroscaron en sus caderas, apretándole más si era posible contra él, y no tardaron en llegar al clímax uno detrás de otro, en medio de una oleada de placer y calor abrasador.

Jun se apoyó con las dos manos sobre la mesa, intentando normalizar su respiración y recuperar la compostura que había perdido por completo. Cuando se recuperó un poco y levantó la vista vio que el mayor se había cubierto el rostro con el antebrazo, ocultando su expresión. Salió de su interior, y el movimiento arrancó un quejido lastimero de los labios de Nino. Jun se lo quedó mirando en silencio largo rato. Quería decir algo, sabía que debía hacerlo. Aunque Nino no había parado de provocarle en toda la semana, no era excusa para perder de aquella manera el control. Pero las palabras se le atascaban en la garganta sin llegar a salir.

-Iré a la ducha- fue todo lo que Jun consiguió murmurar.

Nino se rió suavemente y se levantó para mirar a Jun con expresión indescifrable. ¿Eso era todo? ¿Ni una caricia, ni un beso, ni una muestra de cariño? Sabía que no tenía derecho a exigirlo pero eso no lo hacía menos doloroso.

-¿Qué?- cuestionó Jun ante la mirada acusadora de su compañero- Ya tienes lo que querías, ¿no?- dijo antes de coger el portátil con una mano y su maleta con la otra, saliendo de allí sin volver la vista atrás.

En cuanto se quedó solo Nino empezó a vestirse lentamente, buscando en su mochila un pañuelo con el que limpiarse. Sólo tenía lo que se había buscado, ¿no?, pensó, mientras se sentaba en el suelo, apoyando la cabeza contra la mesa y suspirando. No podía pedirle más a alguien que no le amaba. Notó que los ojos se le aguaban y los apretó con fuerza, negándose tozudamente a derramar una sola lágrima. De pronto escuchó que la puerta se abría de nuevo y se dio media vuelta, asustado. Podría morirse si Jun le encontraba con los ojos enrojecidos y en su mayor momento de debilidad. Pero el que apareció en el umbral fue Sho.

-Ah, pensaba que ya no quedaría nadie por aquí- comentó sorprendido de verle, entrando y yendo directo al sofá que había en un lateral-. Aquí esta- suspiró aliviado al encontrar su cartera. Se había dado cuenta de que se le había caído en algún sitio al ir a pagar y había decidido volver a la agencia a ver si había suerte y estaba allí-. ¿Qué haces aquí tan tarde?- preguntó sonriente, pero en seguida le cambió la expresión al fijarse en la cara de su amigo- ¿Nino?- preguntó preocupado, acercándose a él y sentándose a su lado- ¿Qué ha pasado?- insistió al ver que no decía nada.

Nino forzó una sonrisa, intentando parecer despreocupado.

-Nada- respondió, pero ni siquiera a él le pareció demasiado convincente.

Sho enarcó una ceja, mirándole con seriedad, así que no le quedó más remedio que explicarle todo lo que había pasado con Jun desde la noche que él y Satoshi se fueron a pescar. El mayor le escuchó en silencio, aguardando con paciencia cada vez que se atascaba.

-¿Pero tú eres idiota?- soltó en cuanto Nino terminó de hablar- ¿De verdad piensas que Jun es así? Nunca le he visto responder a los coqueteos de alguien que no le guste de verdad- argumentó enfadado-. Pensaba que eras más listo, por el amor de Dios- le reprochó.

-Ojalá tuvieras razón- respondió Nino, con una sonrisa amarga y una falta total de esperanza en su tono de voz.

Sho frunció el ceño y le dio un golpecito en la cabeza, para después pasar una mano tras él y apretarlo contra su hombro, besándole suavemente la cabeza.

-Voy a asegurarme de demostrarte que tengo razón, ¿vale?- afirmó, despeinándole con cariño.

Continuará…

Notas finales: No me gusta utilizar palabras tan vulgares como follar cuando escribo, pero creo que era la que mejor quedaba en el contexto. Gracias a todas las que leéis y me animáis a seguir con vuestros comentarios ^^