Notas de autor: Os dejo un nuevo capi, en plena recta final. Espero que os guste y gracias por leer ^^
Capítulo 11
El día había sido realmente largo. Habían
salido hacia Fukuoka a primera hora de la mañana y, tras dejar sus cosas en el
hotel, habían rodado un reportaje para el especial “ciudades de Japón” que se
empezaría a emitir el próximo mes. Después de eso les había quedado el tiempo
justo para visitar el escenario ya montado, realizar las pruebas de sonido y
algunos ajustes de última hora y cenar algo rápido en el backstage. Aunque tan
pronto como salieron al escenario se les olvidó el cansancio del día. Sentir el
cariño de las fans siempre les revitalizaba y les llenaba de energía, así que
cuando volvieron al hotel bien entrada la noche lo hicieron con una sonrisa en
la cara.
-Vayamos a tomar algo- propuso Aiba mientras
se dirigían al ascensor.
-Mañana tenemos que seguir rodando el
reportaje, a primera hora de la mañana- le recordó Jun.
-Sólo será un rato, en el mismo bar del
hotel- insistió, dedicándole al menor del grupo su mejor sonrisa.
Pero Jun no parecía muy dispuesto a dejarse
convencer así que probó dirigiendo a Sho una mirada suplicante. Sabía que
cuando el primero aceptara los demás se animarían detrás. Sakurai ladeó la
cabeza, y estaba a punto de rechazar su invitación cuando se fijó en Nino.
Tenía la mirada ausente y caminaba junto a ellos con aspecto abstraído, como si
fuera completamente ajeno a lo que rodeaba y se moviera por pura inercia. Sho
supuso que todavía estaría dándole vueltas a lo que había pasado la noche
anterior con Jun. Reprimió un suspiro y cambió de idea. No podía dejarle en ese
estado.
-Que dices Nino, ¿te apuntas?- inquirió
animado, haciendo que Aiba hiciera un gesto triunfal- A tomar algo- añadió al
ver que su amigo le miraba sin comprender.
-Claro- respondió Nino, sonriendo de manera
tan forzada que a Sho se le encogió el corazón en el pecho.
-Decidido entonces, iremos todos- sentenció
Sho.
Nino asintió con la cabeza, intentando
parecer entusiasmado. Le vendría bien beber hasta perder el conocimiento. O
quién sabe, puede que antes de eso encontrara un poco de compañía que le
ayudara a olvidar por unas horas a Jun.
-Ah no, yo no, tengo que aprenderme todavía
algunas escenas de mi dorama… Llevo bastante retraso y si no me empiezo a poner
al día va a ser un desastre- se excusó Ohno. Se sintió un poco mal al ver el
puchero decepcionado de Aiba- Pero si lo memorizo pronto bajaré a tomar una
copa- prometió.
Entraron en sus respectivas habitaciones para
ponerse algo de ropa casual y quedaron en verse en unos minutos en el bar. Ohno
bostezaba sin ningún disimulo mientras esperaba que Nino abriera la puerta de
la habitación que compartían.
-Oye Nino… ¿ha pasado algo?- preguntó Satoshi
tras pensarlo durante varios minutos.
-¿Algo como qué?- inquirió mientras abría el
armario y sacaba la primera camiseta que pillaba.
-Entre tú y Jun- aclaró con un encogimiento
de hombros.
Nino se quedó congelado, a medio camino de
ponerse la camiseta. Cerró los ojos un segundo, componiendo la expresión
despreocupada de siempre, antes de girarse para encarar al mayor.
-Claro que no, ¿Por qué preguntas?
-No lo sé…- respondió. No era demasiado bueno
para estas cosas, solía estar en su propio mundo por lo que solamente era una
sensación imprecisa y vaga- En los conciertos soléis estar siempre juntos o hacer
alguna tontería, pero hoy ni siquiera os habéis mirado el uno al otro- se
intentó explicar. Si Nino había decidido finalmente confesarse y Jun le había
rechazado quería estar ahí para él, aunque no tuviera la menor idea de qué
hacer.
Nino rió suavemente, negando con la cabeza.
-Claro que nos hemos mirado Satoshi, si
tenemos que coordinar nuestros bailes en la mayoría de canciones… Te estás
imaginando cosas- le quitó importancia. Ya tenía suficiente con la preocupación
más que evidente de Sho, no podía ir cargando a todo el mundo con sus
problemas.
Ohno asintió con la cabeza. No se quedaba
demasiado convencido pero tampoco le quería presionar, así que cogió el libreto
de su dorama y se sentó con él en el escritorio.
-No trabajes demasiado- exhortó Nino antes de
salir.
Cuando llegó al bar Aiba le saludó agitando
una mano desde la barra. Al acercarse hasta él vio que había pedido cuatro
bebidas, así que cogió dos de ellas y siguió a su compañero hasta una de las
mesas. Sho apareció a los pocos minutos y para no perder costumbres Jun fue el
último en llegar. Se pusieron a comentar algunos momentos del concierto y
pronto estaban riendo y planificando como podían sorprender a las fans la
próxima vez.
-Ah, Matsujun, ahora que hablamos de fans…
Tengo una compañera en News Zero que siempre dice que tú eres su preferido… El
otro día me preguntó si podría darte su número de teléfono- comentó Sho en tono
casual.
-No creo que sea una buena idea, no querría
causarte problemas en el trabajo- rechazó cordialmente la propuesta.
-¿Seguro? Es una chica muy guapa, ¿eh? Y está
loquita por ti así que hará cualquier cosa que le pidas- añadió guiñándole un
ojo con picardía.
-Y me halaga, pero en estos momentos no tengo
tiempo- se disculpó-. Venga, que esta ronda la pago yo- dijo levantándose en
dirección a la barra para evitar que volviera a sacar el tema.
Sho dirigió a Nino una mirada de lo más
significativa pero éste negó con la cabeza. Por supuesto que lo último que
haría Jun sería ponerle en una situación incómoda en el trabajo, y si Sho no
sabía eso es que no había aprendido nada de él en todos estos años.
En cuanto Jun regresó con las bebidas
siguieron charlando animados, hasta que al cabo de un rato Aiba empezó a mirar
repetitivamente hacia algún punto situado más allá de ellos.
-¿Qué estás mirando con tanto interés, a
ver?- inquirió Nino, estirándose un poco para mirar en su dirección.
-Aquellas chicas de allí…- señaló
discretamente una mesa donde estaban sentadas tres jóvenes. Llevaban rato
mirando en su dirección, señalando con disimulo y cuchicheando- Seguro que nos
han reconocido, y diría que al menos una de ellas tiene la mira puesta en Jun-
aventuró, porque habían estado haciendo gestos en su dirección.
-¿En mí?- inquirió Jun, dándose media vuelta
sobre la silla para poder mirarlas.
Se levantó levemente las gafas de sol,
mirando a las chicas por debajo de la montura y consiguiendo con ello que
armaran un buen alboroto. Les dedicó una sonrisa algo tímida, inclinando
levemente la cabeza y volvió a recuperar su posición.
-¿No quieres invitarlas a una copa?- propuso
Sho, divertido con la situación. Rió cuando Jun se apresuró a negar con la
cabeza-. A todos nos viene bien liberar tensiones de vez en cuando.
-Sí, pero prefiero hacerlo con una relación
estable… de otra manera estaría demasiado preocupado por lo que pueda rumorear
la prensa.
Sho rió, dándole unas palmaditas en la mano.
-Ese es mi Jun, siempre pensando en el
trabajo- afirmó, poniéndose en pie-. Acompáñame a por otra ronda Nino- pidió
Sho.
-¿Eh? Puedes ir tú solo.
-Supongo que no vas a invitar a ninguna.
-Definitivamente no- respondió Nino al acto,
haciendo que los demás rieran de su habitual tacañería.
-Entonces al menos ayúdame a traer la bebida-
exigió Sho.
En cuanto estuvieron en la barra aprovechó
para inclinarse sobre Nino.
-¿Te has convencido ya?- le susurró al oído.
Al instante el menor cambió su expresión
animada por una mucho más taciturna. Agradecía las intenciones de Sho, pero ya
había aceptado que no tenía ninguna esperanza. Jugueteó con uno de los posavasos
entre los dedos antes de atreverse a levantar la mirada y encarar a su amigo.
-Conmigo no tiene que preocuparse de la
prensa, Sho-chan- le corrigió con un suspiro de resignación-. Además, lo dijo
muy claramente. Haría lo mismo por cualquier amigo… No importa como lo intentes
ver, sólo soy un amigo para él. Ahora puede que ni siquiera eso- añadió con una
sonrisa amarga.
-Pero mira que sois los dos igual de
cabezotas- se quejó Sho tras un largo silencio-, no me extraña que hayáis
acabado así- sentenció. En cuanto Nino le había explicado lo sucedido en las
últimas semanas le había resultado obvio que ambos sentían lo mismo, aunque
fueran demasiado tozudos como para ser el primero en ceder y aceptarlo- Muy
bien Kazunari… más te vale no fastidiar las cosas con Jun después de lo que voy
a hacer- advirtió, cogiendo dos de los vasos y yéndose decidido hasta su mesa.
-Espera Sho… ¿Qué vas a hacer?- preguntó
alarmado, siguiéndole presuroso- ¿Qué vas a hacer?- le susurró al oído cuando
se sentó en la mesa, dedicándole una mirada de ansiedad.
Pero Sho se limitó a ignorarle y reanudar la
conversación como si nada hubiera pasado. No valía la pena razonar con Nino cuando
se obstinaba en algo, así que tendría que tomar medidas drásticas. Empezó a
reír de manera estridente de las tonterías de Aiba, mientras fingía apurar su
vaso con avidez. Cuando lo vació el resto de sus compañeros creían que se le
había subido el alcohol a la cabeza. Aiba estaba distraído enviándose mensajes
con su chica así que Sho decidió que era el momento de poner en marcha la
siguiente etapa del plan. Se puso de pie de golpe, tambaleándose y ladeándose
peligrosamente hacia Jun que se apresuró a levantarse también y sujetarle.
-Me parece que por hoy se ha acabado el beber
para ti- afirmó riendo de su compañero-. Venga, que te llevaré a la cama- dijo.
Sho fingió protestar un poco pero se dejó
llevar dócilmente cuando éste insistió, apoyando la cabeza en el hombro del
menor y riendo tontamente. Justo antes de que salieran del local Sho giró la cabeza,
dedicando a Nino una mirada de lo más significativa. Este captó el mensaje y le
siguió a desgana, unos cuantos pasos más atrás. Estaban llegando al pasillo
donde estaban los ascensores, completamente vacío a esas horas, cuando Sho
atacó. Sujetó a Jun de la camisa y tiró de él hacia atrás, hasta notar que su
espalda chocaba contra la pared. Atrajo a Jun contra él y sin previo aviso le
besó ávidamente.
Aquello tomó a Jun tan por sorpresa que en un
primer momento no acertó a reaccionar, pero en cuanto sintió la lengua de Sho
intentando abrirse paso en su boca se apartó de él, mirándole con paciencia.
Menuda borrachera que debía llevar.
-Deja de hacer tonterías Sakurai-kun- pidió
estoicamente.
-Pero… yo sí que necesito liberar tensiones-
le susurró roncamente, dedicándole una mirada de lo más significativa.
-Pero no conmigo- afirmó Jun, revolviendo el
pelo de su compañero como si fuera un niño pequeño.
-¿Por qué no? No tienes problema en hacerlo
con Nino- soltó de improvisto.
Jun, que se había dado la vuelta para apretar
el botón del ascensor, se quedó paralizado a medio camino, girándose lentamente
para encarar al mayor con expresión indescifrable.
-Os vi el otro día en la agencia, y Nino me
lo contó todo- confesó. Jun palideció al acto, sin saber que decir-. Así que
todo debería estar bien- decidió, haciendo un nuevo intento de aproximación.
Jun le detuvo poniendo una mano sobre su
pecho y obligándole a recostarse de nuevo en la pared. Maldita sea, ¿Cómo se
suponía que tenía que salir de esta?
-Pero no es lo mismo- musitó de manera un
tanto incongruente.
-¿Es porque es Nino?- inquirió Sho.
-Por supuesto que no- masculló molesto. ¿Es
que todo el grupo iba a darse cuenta de lo que sentía por él?
Sho sonrió de medio lado y se lanzó sobre él,
besándole una vez más antes de que tuviera ocasión de reaccionar. Jun se
deshizo de su agarre y le dedicó una mirada funesta.
-No vuelvas a hacer eso- advirtió con
seriedad.
-Es porque es Nino- corroboró Sho, riendo sin
parar, haciendo enfurruñar al menor.
-Te vas a ir directo a la cama a…- Jun le
había sujetado de una muñeca y tenía intenciones de meterlo en el ascensor,
pero la imagen que vio ante él le dejó paralizado- Riida…- murmuró, con un nudo
en la garganta.
Sho alzó la vista al acto y se encontró con
la mirada de Satoshi. No dijo una palabra, pero no hizo falta para que pudiera
leer en sus ojos las mil y una emociones que le estaban pasando por la cabeza.
Había sorpresa, incomprensión, decepción y dolor.
-Satoshi…- le llamó Sho, dando un paso hacia
él. Pero tan pronto como Sakurai se movió para acercarse, Ohno dio media vuelta
y salió huyendo escaleras arriba, incapaz de enfrentarle en ese momento-
¡Satoshi!- gritó, empezando a correr tras él.
Lo supo en ese mismo instante, mientras le
perseguía de forma desesperada. No importaba lo que pudieran pensar Kitagawa o
las fans, ni la imagen pública de su padre, ni lo que pudiera llegar a
presionarles la sociedad. Todo eso no tenía ninguna clase de valor si para
conservarlo tenía que hacer sentir de esa manera a Satoshi. Porque en el
momento en que Ohno le había mirado con aquella profunda tristeza comprendió
que lo único que tenía importancia era él.
Llegaron a la planta donde se hospedaban y
Ohno abrió su cuarto y se encerró con un sonoro portazo. Sho llegó hasta su
puerta sin aliento y empezó a golpearla con desesperación.
-¡Satoshi!- insistió, sin importarle el
escándalo que estaba armando o lo que pudieran pensar el resto de huéspedes.
¿Cómo podría preocuparse por algo tan insignificante en ese momento?
Jun también había llegado hasta allí. Pasó junto
a Sho en silencio, dándole un suave apretón en el hombro para infundirle ánimos
y metiéndose en su habitación. Por un segundo había pensado en intentar hablar
con Ohno pero finalmente decidió que era mejor que arreglaran las cosas a
solas.
-Por favor Satoshi, déjame explicarlo- rogó Sho
desesperado.
En ese momento se abrió la puerta del
ascensor y apareció Nino, que se acercó lentamente hasta su amigo.
-¿Tú y Riida…?- preguntó sin más. Sakurai
asintió con la cabeza- Oh, lo siento, Sho-chan, lo siento mucho- se disculpó
con expresión de culpabilidad. Había estado tan absorto en sus propios
problemas que no se había dado cuenta para nada.
-No te preocupes, esto no tiene nada que ver
contigo- le tranquilizó Sho-. Es por mi propia inseguridad- sentenció
amargamente. Sonrió a Nino- Toma, arregla las cosas con Jun- instó,
entregándole la llave de la habitación que compartía con Matsumoto.
Nino asintió con la mirada aguada, cogiendo
la tarjeta, aunque parecía reticente a dejarle solo. Por mucho que Sho dijera
que él no tenía la culpa, eso no habría sucedido si no le hubiera intentado
ayudar. No podía hacer mucho pero al menos podía conseguir que hablasen.
-¿Quieres la llave de mi habitación?- propuso
Nino.
Sho negó con la cabeza.
-Conseguiré que me abra él. Anda ve- dijo,
dándole un suave empujoncito. Le siguió con la mirada hasta que Nino despareció
en el interior del cuarto de Jun y suspiró derrotado- Satoshi… escúchame por
favor… Te prometo que no hay nada entre Jun y yo- aseguró.
La puerta se abrió tan de improvisto que Sho
casi perdió el equilibrio. En el umbral apareció Ohno, que le miraba como si se
hubiera vuelto loco.
-Ya sé que no hay nada entre vosotros dos-
afirmó, con una convicción que no dejaba lugar a dudas. No sabía de qué iba
todo aquello pero estaba seguro de que aquel beso tenía que ver con Nino y su
estado depresivo.
-¿Entonces…?- inquirió Sho, sin comprender.
-¿Te avergüenzas de mí?- preguntó Ohno,
mirándole sin parpadear.
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Nino abrió lentamente la puerta de la
habitación, asomando la cabeza antes de entrar. Jun estaba tumbado sobre una de
las camas y miraba el techo con expresión abatida. Nino hizo expresamente ruido
al cerrar la puerta, atrayendo su atención. Jun le miró y se sentó en la cama,
esbozando una mueca de cansancio.
-Ahora no estoy de humor para juegos, Nino-
advirtió secamente.
El mayor aceptó la reprimenda con un sumiso
asentimiento de cabeza.
-Quiero hablar contigo J- musitó débilmente,
sin atreverse a moverse de donde estaba.
Jun le miró con desconfianza antes de
contestar.
-Habla- se limitó a decir.
Nino se dirigió a la otra cama, sentándose en
el borde y clavando la mirada en el suelo mientras intentaba encontrar fuerzas
para empezar. Los segundos iban pasando con evidente pesadez y podía notar como
Jun se impacientaba, pero no había mucho que pudiera hacer. Impotente, se dejó
caer sobre la cama, cubriéndose el rostro con las dos manos. ¿Cómo diablos se
suponía que debía declarase a otro hombre?