lunes, 30 de enero de 2012

Entiendeme 02

Notas del Autor: Voy a intentar publicar un capi a la semana. Si mantengo el ritmo hasta el final regaladme piruletas virtuales XDD (también podéis enviarme a los Arashi a casa por correo exprés)

Titulo: Entiéndeme
Género: angustia, romántico, vida cotidiana.
Personajes: principalmente Arashi
Parejas (Shonen ai): JunxNino, ShoxOhno
Género: angustia, romántico, vida cotidiana.

Capítulo 02

Sakurai miró el reloj por tercera vez, preguntándose porque diablos los minutos tardaban tanto en pasar. Estaban todos, Arashi e invitada, frente a la puerta de entrada al plató, esperando que la voz del presentador les diera finalmente paso. Lo único en que podía pensar era en acabar el trabajo e irse a casa de una buena vez. No era que pasara nada extraordinario. Más bien al contrario, el ambiente estaba tan calmado que le resultaba por completo antinatural. Cuando los cinco se habían reunido otra vez en el pasillo nadie se había atrevido a mencionar el pequeño altercado de minutos atrás. Jun había mirado largamente a Nino, todavía molesto, y se había colocado los auriculares para tener una excusa que le evitara interactuar con los demás. Nino había torcido los labios en un puchero y se había sentado en el suelo con la DS que acababa de rescatar del camerino, jugando con tanta rabia mal contenido que le habían matado al menos tres veces. Aquello no se parecía en nada a los momentos previos de sus grabaciones, aunque Aiba estuviera revoloteando de un lado a otro intentando levantar los ánimos con su optimismo habitual. Sho exhaló un suspiró y le llamó antes de que le quitara nuevamente los cascos a Jun y se llevara un bufido.

-Hoy nos va a tocar a ti y a mí tirar del programa- anunció, para luego dirigir una mirada de lo más significativa a Nino y a Jun. A Ohno no valía la pena tenerle en cuenta porque al parecer su punto fuerte era precisamente pasar por la vida como si no estuviera allí.

Aiba asintió y le prometió que podía contar con él. Incluso bromeó diciendo que hoy sería él quien se dedicaría a tomar el pelo a los demás. Luego dio una ojeada hacia atrás, comprobando que nadie les estaba prestando atención.

-Sho-chan- hizo un gesto con la mano para pedirle que se acercase un poco más-, Hasegawa-san me ha dado su número de teléfono- dijo en un susurro-. ¿Crees que Nino se molestará si salgo a tomar algo con ella?- preguntó, acompañando sus palabras con expresión de culpabilidad.

Sho ladeó la cabeza mientras esbozaba un atisbo de sonrisa. Vaya con Aiba, no perdía el tiempo. Al menos uno de ellos seguía tan animado como siempre.

-No te preocupes, Nino sabe cuando toca retirarse- le tranquilizó.

Aiba asintió un tanto ausente, con la mirada puesta precisamente en el objeto de su inquietud. Todavía aporreaba las teclas de su videoconsola con más genio del necesario y de tanto en tanto levantaba la vista y fruncía el ceño cuando comprobaba que Jun seguía tan impasible como antes.

-Sho-chan…- llamó con voz indecisa.

Llevaba varias semanas dándole vueltas a la misma pregunta. ¿A Nino le gustaba Jun? No eran sólo las miradas encandiladas que le dirigía cuando creía que nadie le veía o la manera en que cada vez encontraba un apodo más íntimo con el que dirigirse a él. Estaba también esa manía irritante de hacer todo cuanto le sacaba de quicio, como un niño desesperado por conseguir atención.

-¿Hm?- le alentó Sho al ver que no seguía.

-Nada, no tiene importancia- cambió de idea. Sabía que Sakurai tendría la respuesta, pero no era a él a quien debía preguntar.

Al fin producción les dio paso y pudieron dejar atrás la tensión reinante en el pasillo. El cálido aplauso con el que les recibió el público pareció calmar un poco los ánimos y la grabación del episodio transcurrió sin mayor complicación. Eran poco más de las diez cuando Jun se dejó caer sobre el sofá de su apartamento, con el bento precocinado que había comprado de camino allá. Comió sin apetito, dando vueltas a lo que había pasado esa tarde.

Era consciente del malestar general que había quedado en el grupo después de su pelea. Todos habían fingido que no pasaba nada, pero era evidente que las cosas no estaban bien. Aiba se había mordido la lengua a mitad de una de las bromas de siempre, Sho había tenido el tacto de no darle demasiado protagonismo para que no se le notara el mal humor y Nino se había mantenido todo el programa expresamente alejado de él. Sabía perfectamente que aquello era culpa suya y de su desmesurada reacción. No lograba comprender que estaba pasando pero parecía que últimamente algo estaba mal en su cabeza. Todo lo que tenía que ver con Nino le afectaba de manera desproporcionada, como si no fuera capaz de mantener su habitual autocontrol.

Suspiró y dejó la bandeja sobre la mesa, prácticamente intacta. No se quedaría tranquilo hasta arreglar las cosas, así que cogió las llaves del coche y se dirigió hacia el apartamento de Nino.

-Estaba empezando a pensar que no estabas en casa- dijo Jun cuando al fin abrió la puerta, después de varios minutos.

-Estaba en la bañera- explicó Nino.

Eso resultaba evidente. Vestía sólo el pantalón del pijama y el pelo le chorreaba agua sobre la toalla que había colocado apresuradamente sobre los hombros. Frunció levemente el ceño al ver el golpe en la comisura del labio de Kazu. Ahora que no llevaba maquillaje se veía claramente la zona amoratada. Se quedaron mirando durante varios segundos en silencio, y Jun se sintió obligado a decir algo que rompiera un poco la tensión.

-¿Sueles abrir así a todo el mundo? Tus vecinas estarán contentas- bromeó acerca de su desnudez.

Se sintió aliviado cuando Nino rió y adoptó una postura más relajada, recostándose contra el marco de la puerta.

-Sabía que eras tú- aclaró-. A nadie más se le ocurriría visitarme a estas horas. Además… no me has llamado- añadió, dejando que su comentario sonara a acusación.

Desde que tenía memoria, Jun siempre le llamaba cuando sabía que algo no andaba del todo bien. Ya lo había dicho públicamente en un programa, él era el único capaz de devolverle el ánimo y conseguir que pudiera dormir bien.

-Lo siento- concedió Jun. Le tranquilizaba saber que aunque esta vez fuera él el motivo de su malestar continuaba esperando su llamada, como siempre- ¿No vas a invitarme a entrar?- inquirió con ironía.

-Mmm… estaba pensando dejarte aquí fuera como parte de tu penitencia- repuso Nino en tono juguetón.

Jun le dio un golpe en la cabeza así que a Nino no le quedó más remedio que dejar las bromas y hacerse a un lado para dejarle pasar. Se puso la parte de arriba del pijama y se sentó junto a Jun en el sofá.

-¿Te quedarás a dormir?- preguntó mientras pasaba distraído las canales del televisor.

Jun consultó el reloj. Pasaban de largo las doce y al día siguiente tenían que madrugar. Perdería preciosos minutos de sueño si tenía que conducir hasta su casa así que era una tontería volver.

-Tendrás que dejarme algo de ropa para mañana- advirtió Jun.

-No sé si tendré algo digno de su majestad- punzó Nino, consciente de lo especial que era J con la moda.

-Tranquilo, a una diva todo le queda bien- le siguió el juego Jun, y por un momento pareció que todo volvía a estar bien. O al menos eso creyó hasta que se metieron en la cama.

-No me destapes- advirtió Nino mientras se sentaba en su lado del colchón-, o te mandaré al futón- amenazó divertido.

Era una vieja disputa que acababa saliendo a flote cada vez que Jun se quedaba a dormir allí. La primera noche que J había pasado en su casa se habían discutido por quien usaría la cama y quien el futón adicional. Jun insistía en que debía dejar la comodidad del colchón a su invitado, como marcaban las normas de cortesía. Nino se obstinó en que la cama era suya y se pensaba quedar en ella, así que habían terminado compartiendo el colchón. Después de eso, en aquellas ocasiones que se les hacían las tantas jugando a videojuegos o simplemente charlando sin más, no habían vuelto a plantearse en serio la idea de sacar la cama adicional.

-No lo hago- replicó Jun. Era Nino el que no paraba de moverse en toda la noche, murmurar en sueños y dar vueltas y más vueltas sobre el colchón.

-Claro que lo haces- insistió Nino, gesticulando exageradamente para dar fuerza a sus palabras. Y el corte del labio, del que se había olvidado por completo, le dio un tirón-. Auch- protestó, más por la sorpresa que por el dolor.

Jun exhaló profundamente. Puede que fuera demasiado orgulloso para pedirle perdón cuando creía que se lo había ganado, pero eso no quería decir que fuera a preocuparse menos por él.

-¿Te duele mucho?- preguntó, mientras llevaba una mano al rostro de Nino. Pasó el pulgar por la zona amoratada y por la herida en la comisura de la boca, con mucho cuidado de no hacer presión.

Nino no contestó, simplemente puso su mano sobre la de Jun y la apretó contra su mejilla, sonriendo amargamente ante el cuidado infinito que ponía su compañero en el gesto. Podía notar en su caricia todas las cosas que no decía. Lo mucho que sentía lo que había pasado, lo mucho que se preocupaba por él. Eran esas cosas tan sencillas y tan propias de J las que le hacían darse cuenta de que nunca tendría suficiente de él. Y no le importaba si eso le hacía sufrir, pero no estaba dispuesto a arrastrar a Jun con él. Apartó la mano de su rostro con cuidado y tomó la decisión.

-Jun- le llamó en un susurro- tengo que pedirte un favor- el nudo que se había formado en su garganta hacía que cada palabra le costara horrores, pero era lo que debía hacer-. No quiero que vuelvas a preocuparte por mí- pidió, colocándose su mejor máscara de impasibilidad. Jun le miró sin comprender, pero Nino hizo un gesto para acallarlo cuando intentó hablar-. No daré más problemas a la agencia- prometió- pero a cambio tienes que dejar de cuidar de mí- volvió a pedir. Esta vez la mirada de Jun estaba tan dolida que le hizo vacilar, pero Nino cerró sus sentimientos bajo llave y forzó una sonrisa calmada-. Buenas noches J- dijo antes de darle la espalda y esconderse bajo las sábanas.

Nino contuvo la respiración al notar como se le aguaban los ojos. No quería apartar a Jun de él, pero tenerle cerca le estaba volviendo más egoísta de lo que jamás creyó poder ser. Siempre quería un poco más, siempre necesitaba acaparar toda su atención. No podía permitir que aquella actitud insana terminara por destrozar su amistad. Se mordió el labio inferior y dejó que las lágrimas brotaran silenciosamente. Aquello era lo mejor, ¿no? Tenía que serlo porque era lo único que podía hacer por J.

Jun contemplaba en silencio la silueta acurrucada junto a él. Las palabras de Nino le habían dejado una extraña presión en el pecho, como si hubiera allí tantas emociones contenidas que ni tan sólo las pudiera procesar. Permaneció inmóvil largo rato, como si esperase a que Kazu dijera algo más pero parecía evidente que no iba a sacarle una sola palabra.

-Buenas noches- respondió.

Se dejó caer sobre el colchón y apagó la luz. ¿Por qué había pasado aquello? ¿En qué momento se habían empezado a distanciar? Se cubrió el rostro con las manos y dejó escapar el aire mientras la sensación de vacío le oprimía el pecho con pesadez. Nino acababa de levantar entre ellos un muro inexpugnable, y ni siquiera entendía porque.

miércoles, 25 de enero de 2012

Entiendeme 01

FICHA
Titulo: Entiéndeme
Género: angustia, romántico, amistad, vida cotidiana.
Personajes: principalmente Arashi
Parejas (Shonen ai): Matsumiya y Yama pair
Capítulos: 01/??
Rating: mayores de 17
Advertencias: contendrá lemon (y tengo la mala costumbre de explayarme con ellos)
Notas del Autor: Debería intentar cambiar de pareja XD
En vista de que los shots me quedan siempre más largos de lo que tengo pensado he optado por intentar un fic de varios capítulos. Sé cómo va a empezar y sé cómo va a acabar, pero no tengo ni idea de cómo o cuando voy a llegar al final.
El título no es que me convenza del todo, pero es lo mejor que se me ha ocurrido ^^U

Entiéndeme
Capítulo 01

-¿Qué has dicho?

La pregunta de Jun vino seguida por un silencio sepulcral. Incluso dio la impresión que todos los presentes contenían la respiración, temerosos de que el más mínimo sonido pudiera hacer estallar la más que evidente tensión. Aiba había optado por retirarse prudentemente a un segundo plano mientras Ohno parecía no saber dónde mirar. La invitada sonreía torpemente en un intento de quitar importancia al asunto, y Sho dirigió a Nino una mirada de lo más significativa. No te atreverás, parecía querer decir.

-He dicho que al menos no soy un frígido reprimido como tú- repitió al fin Ninomiya, sin dejarse achantar por la expresión enojada de Jun.

-Matsu…- Sho negó y decidió dejar el nombre a medias, en un intento desesperado por evitar lo inevitable- ¡No!- gritó.

Pero su advertencia llegó demasiado tarde y el puñetazo de Jun se estrelló directo en la cara de Nino. Sho echó la cabeza hacia atrás y exhaló profundamente, llevándose la mano a la frente como si fuera a empezar a dolerle de un momento a otro. Aquello no había sido más que la crónica de una muerte anunciada. Era cierto que el comentario de Nino se las había traído- él posiblemente también le hubiera dado un buen coscorrón-, pero el cabreo general era algo que Jun llevaba semanas arrastrando. Tarde o temprano tenía que explotar por algún lado y al parecer había sido allí, en el camerino del estudio de grabación. Al menos había que agradecer que hubiera sido detrás de las cámaras y no delante de todo el público.

A desgana volvió a centrar la atención en el exterior. Nino se miraba impertérrito la palma de la mano, con la que había limpiado el pequeño hilito de sangre que le resbalaba por la comisura de la boca. Jun estaba en la misma posición exacta que minutos antes, como si fuera incapaz de procesar lo que acababa de suceder. Finalmente chasqueó la lengua con desgana y se dirigió hacia la puerta de la derecha.

-Si alguien me necesita estaré tomando el aire- anunció Matsujun antes de cerrar.

Todas las miradas se centraron entonces en Nino, como si esperasen algún tipo de explicación. Éste dibujó una mueca de fastidio y enseguida se arrepintió al notar la molesta tirantez en el labio inferior.

-Voy a ver si esto puede disimularse antes de que empecemos a grabar- dijo, para salir luego por el extremo contrario en dirección a la sala de maquillaje.

Sho negó con la cabeza, mientras sus otros dos compañeros le miraban como esperando que les ofreciera la solución. Su atención se desvió de manera involuntaria a la invitada, que parecía incapaz de levantar la vista del suelo. Reprimió un gruñido y se giró hacia Ohno.

-¿Cuál quieres?- inquirió.

-¿Eh? Ninguno- repuso su líder, y tras hablar dejó los labios fruncidos como un niño al que amenazaran con ponerle demasiados deberes.

-Pues si te da lo mismo yo me quedo con Nino- acalló la protesta del mayor alzando una mano y frunciendo el ceño. Ya tenía bastante con los otros dos como para ponerse a discutir con él.

-¿Y yo que hago?- inquirió Aiba.

Sho volvió a mirar a la invitada y sólo pudo sentir lástima por ella. La pobre muchacha había ido al programa como parte de la promoción de su álbum debut. Antes de que se diera cuenta estaba siendo asediada por los descarados coqueteos de Nino, que habían terminado por sacar de quicio a Matsujun. Se había vuelto el desencadenante de la pelea y ni siquiera entendía porque.

-Quédate con Hasegawa-san, no podemos dejar sola a nuestra invitada- indicó el rapero. Sho inclinó ligeramente la cabeza en señal de disculpa con la chica y siguió el mismo camino que Ninomiya.

Ohno arrugó la nariz, apretó los labios y se dirigió a la terraza con evidente desgana. Jun estaba de espaldas, apoyado en la barandilla y removiendo un pie con nerviosismo.

-¿Cómo estás?- preguntó.

Jun se volvió con expresión funesta. Posiblemente estaba más molesto por su arranque de genio que con el mismo Nino, pero antes se atragantaría con el orgullo que admitirlo. Torció el gesto y decidió dejar salir su enojo.

-Sólo le he pedido que se comporte como un Johnny- masculló enfurruñado, todavía sin entender a qué había venido la hiriente respuesta de Nino.

Ohno le puso una mano en el hombro, en un intento de tranquilizarlo. Entendía un poco el punto de vista de Jun. Nino llevaba unos meses de lo más alterado. Había estado en portada de revistas de mala reputación tres veces, sin contar los escándalos que la discográfica había conseguido acallar antes de que salieran a la luz. A él personalmente le daba lo mismo cuantas noches saliera de fiesta o con cuantas mujeres se viera, pero no era lo mismo para Jun. Para él el trabajo siempre era lo primero, y tener una imagen modélica era parte del trabajo de un Johnny. Por eso había puesto mala cara cuando Nino había empezado a flirtear con la invitada, había intentado pararle cuando ella había manifestado discretamente su incomodidad y, todavía no sabía cómo, la cosa había terminado por estallar.

-No entiendo que pasa últimamente con Nino- protestó Jun al fin.

Ohno supo que no podían seguir así. No habrían más golpes, lo veía en la mirada arrepentida de Jun, pero tenía la inexplicable sensación de que si no hacía algo la cosa no haría más que empeorar. Así que miró a un lado y a otro, asegurándose de que no había nadie en los alrededores, se puso de puntillas y plantó un beso en los labios de Jun, para separarse con la misma rapidez con que se había acercado.

-¿Qué diablos…?- empezó a decir el menor, pero estaba tan desorientado que no acertó a terminar.

-Tú preguntas, yo respondo- protestó Ohno, dedicándole morritos ante la mirada de incomprensión.

Jun hizo una mueca. Si ni siquiera había preguntado nada. Pero tenía que reconocer que Ohno era único haciéndole cambiar de humor. Era una de las muchas cosas que valoraba de su líder, esa manera de cambiar el ambiente con aparente simpleza. Negó con la cabeza y le apretó ligeramente el brazo, para agradecerle el gesto.

-Yo estoy bien, así que mejor ve a comprobar que ese idiota puede salir a rodar- masculló, dándose media vuelta para volver a apoyarse en la barandilla.

Ohno comprendió perfectamente el significado implícito de sus palabras así que optó por dejarle solo y que se acabara de refrescar.


***


Sho esperó hasta que la maquilladora salió de la estancia y sólo entonces se sentó frente a Nino, observando con ojo crítico la zona recién cubierta. Si se fijaba bien todavía podía verse algo de sangre reseca o un color un tanto más oscuro bajo la capa de maquillaje, pero siempre y cuando no hicieran un primer plano la cosa podría pasar.

-Tienes una forma muy extraña de llamar su atención- anunció, cruzando los brazos sobre el pecho.

-No sé hacerlo de otra manera- repuso Nino, intentando no gesticular demasiado.

-Podrías probar a declararte- ironizó Sho.

-Oh vamos, como si no tuviera suficiente ego- refunfuñó Nino, y emitió un quejido de protesta cuando la herida le tiró demasiado. Rió al ver la expresión seria de Sho- Tu cara dice “te lo has buscado”- informó.

-Es que te lo has buscado- confirmó el rapero-. La gente normal regala flores, por el amor de Dios- dijo en tono agrio.

Los dos se voltearon tensos hacia la puerta cuando esta se abrió, pero volvieron a relajarse en cuanto comprobaron que sólo se trababa de Ohno.

-Me ha dicho que le deje en paz y venga a ver cómo estás- informó el recién llegado, recostándose contra la puerta.

-Estupendo, ahora le has hecho sentir culpable- le regañó Sho. Conocía lo suficiente a Matsujun para saber que aquella era su manera disimulada de interesarse por él.

-Bueno, al menos le he hecho sentir algo- bromeó Nino, aunque por la mirada funesta que le dirigió Sakurai fue el único que le encontró la gracia.

-La semana que viene empezáis a rodar un dorama juntos- recordó el rapero con evidente preocupación. Por su tono de súplica parecía que estuviera apelando al sentido común de su amigo.

-No te preocupes, Mister Responsabilidad no dejará que mis niñerías interfieran en nuestro trabajo- le tranquilizó Nino, con un tono más cortante del que había pretendido.

-¿A quién le importa el puñetero trabajo?- se exasperó Sho. Obviamente que el trabajo le parecía importante, pero quedaba en segundo plano cuando se trataba de su mejor amigo- Estoy preocupado por ti Nino, no puedes seguir así…- se inclinó hacia adelante para tomar las dos manos del menor y mirarle con verdadera inquietud- No vas a olvidarle en brazos de otra- afirmó mientras apretaba aquellas manos entre las suyas.

Nino bajó la vista dejando que el cabello le cubriera los ojos, incapaz de enfrentar la mirada de Sho, la evidente preocupación que le trasmitía su cálido apretón.

-No, pero las noches son más cortas y menos solitarias- replicó con voz quebrada.

-Pero también más amargas- interrumpió la voz de Ohno. Se voltearon para mirar a su líder. Había permanecido tan silencioso que se habían olvidado de su presencia. Satoshi cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, evitando cualquier clase de contacto visual-, mucho más amargas- repitió, como si supiera perfectamente de lo que hablaba.

Sho pensó que su líder era en ese instante la viva imagen de la tristeza, una sensación punzante que parecía capaz de calar hasta el alma. Sus labios se separaron dispuestos a preguntar, pero antes de que tuviera ocasión de hacerlo unos golpecitos en la puerta rompieron por completo el momento.

-Sho-chan, el director dice que vamos a empezar a grabar- anunció Aiba con voz dubitativa.

-Ya vamos- aseguró, y forzó una sonrisa que dedicar a los dos compañeros que tenía en la habitación-. We are Arashi- canturreó animado, utilizando esa frase que tantos buenos momentos les traía en los conciertos.

Ohno le miró extrañado, sin acabar de entender porque soltaba eso ahora, y Nino rió de su expresión.

-No utilices idiomas que Riida no puede comprender- reprendió Nino. Su comentario sólo consiguió arrancar un pucherito ofendido de Ohno así que Nino volvió a reír, un poco menos forzado y más sincero esta vez.

Sho les condujo hacia el plató, mucho más tranquilo. Porque no importaba cuanto se torcieran las cosas, todos seguían poniendo su esfuerzo en tirar unos de otros y en volver a sonreír. La expresión abatida de Ohno volvió a cruzarle un instante por la mente, pero Sakurai sacudió la cabeza para alejarla de inmediato. Sin importar qué, él se aseguraría de hacerles sonreír.

Continuará...

martes, 17 de enero de 2012

En esa etapa

Titulo: En esa etapa
Género: romance, vida cotidiana
Personajes: Arashi
Parejas: Matsumiya
Rating: +13
Notas del Autor: No pensaba que esto fuera a quedar tan largo.

En esa etapa

-Hoy siento podemos ganar- afirmó Sho después de que Aiba diera la entrada al juego de bolos.

La puntuación de ese día en el versus estaba muy equilibrada, esta vez sólo perdían por poco más de veinte puntos de diferencia y quedaban todavía dos pruebas. Es cierto que su actuación en los bolos solía ser totalmente caótica; a veces sumaban casi todos los puntos y otras parecían incapaces de dar una. Pero después tocaba la caída del robot, y esa no se les daba nada mal.

-Aaah, de verdad quiero ganar hoy- suspiró Sho, que como de costumbre hacía el papel de conductor-, llevamos ya tres programas seguidos perdiendo- se lamentó-. ¿Quién se siente con confianza para tirar todos los bolos?- preguntó, volviéndose hacia el resto de sus compañeros.

-Yo lo haré- se ofreció Nino, poniéndose en pie en un movimiento decidido y consiguiendo que el público estallase en aplausos y gritos de emoción.

-Oh, cuanto entusiasmo- le alabó Sho-. ¿Quién será tu compañero?- quiso saber. Esta vez tocaba tirada por parejas.

-J- respondió sin tener que pensárselo.

-¿Eh, yo?- preguntó Jun, señalándose a sí mismo con un dedo. No le quedó más remedio que ponerse de pie incitado por los gritos del público y los gestos animados de Nino- Ganbarimasu- dijo, inclinando ligeramente la cabeza.

Siguió a su compañero escaleras arriba y cogió la bola sin demasiado entusiasmo. Lo suyo con aquel juego era una relación de amor odio. A veces conseguía tiradas muy buenas, pero cada vez estaba más convencido de que eran pura casualidad.

-Ninomiya-kun, ¿Cuántos puntos aspiras a conseguir?- preguntó la voz en off del presentador.

-¡Todos!- fue la contundente respuesta, que consiguió desatar la histeria entre el público.

-¿Todos?- repitió el presentador, y su voz sonó claramente a incredulidad.

-Sí, porque… ya lo he dicho muchas veces, yo soy zurdo- recordó-, así que tiraremos de esta manera- anunció, al tiempo que con su mano derecha tomaba la izquierda de Jun e imitaba el gesto de lanzar la bola-. Somos los más pequeños de Arashi, así que tiene que estar bien- afirmó, como si aquella argumentación tuviera alguna clase de lógica.

Jun puso los ojos en blanco pero no se molestó en razonar. Todos tenían de vez en cuando aquellos arranques de chulería infundada, que la mayoría de las veces terminaban en un fracaso estrepitoso. Aceptó con un asentimiento de cabeza cuando Nino distribuyó las zonas de las que se encargaría cada uno. Le había dejado la responsabilidad de tirar la roja pero ya no había nada que hacer. Todo el mundo estaba demasiado entusiasmado. Así que Jun tomó aire, dio junto a Nino los tres pasitos que le separaban del borde de la rampa y lanzó. Que fuera lo que tenía que ser.

Parpadeó un par de veces cuando su bola dio de lleno en el bolo rojo, con la suficiente fuerza para tirar todos los que estaban a su alrededor. La de Nino también llevaba un trazado perfecto y para cuando acabaron de rebotar y perdieron por completo la inercia sólo quedaba en pie un bolo azul en una de las esquinas y otro blanco perdido por la zona central. No habían sido todos, pero seguramente era la puntuación más alta que habían conseguido en una sola tirada. Y desde luego suficiente para conseguir la admiración del público, que estaba de pie y dejándose la voz en alabanzas que se entremezclaban en un alboroto incomprensible.

Jun dejó que Nino levantara su mano en un gesto de victoria y que le condujera escaleras abajo, donde el resto del equipo les aseguró que había sido una tirada espectacular. Tomó asiento junto a Sho, que cerró una mano como si tuviera un micrófono en ella y se preparó para entrevistarlo.

-Matumoto-kun, creo que de todo Arashi tienes el record de tirar más veces el bolo rojo. ¿Cómo te sientes?- inquirió el rapero del grupo.

-Muy bien- respondió, sin molestarse en esconder la sonrisa llena de orgullo-. Estoy seguro que ha sido gracias al apoyo del público y a la confianza de Nino- añadió condescendiente.

-¿Tienes algún consejo para el equipo rival?- inquirió Sho, plantándole de nuevo el micrófono imaginario ante los labios.

Jun negó con la cabeza.

-La verdad es que no he tirado de ninguna manera especial. Simplemente cuando estaba allí arriba he puesto toda mi atención en la bola roja y he lanzado- explicó, gesticulando e imitando el gesto-. Creo que el truco es…

-Matsujun… Jun-kun- le interrumpió Sho, riendo junto a todos los presentes.

-¿Qué?- inquirió el interpelado, totalmente perdido. En un primer momento no entendió a que venían la interrupción y los comentarios jocosos del grupo, pero entonces Sho le señaló repetidamente su mano izquierda. Siguió sus indicaciones con la mirada para darse cuenta de que todavía tenía entrelazados los dedos de Nino. Al parecer no le había soltado desde que habían bajado de la plataforma y, si se paraba a pensarlo, había estado jugueteando con ellos todo el tiempo- Ah, esto- dijo, y en vez de soltarlo apretó con más fuerza la mano de Nino-. Bueno, tú sabes, es que ya estamos en esa etapa de la relación- murmuró, con una expresión de fingida vergüenza.

A Nino le faltó tiempo para secundar el momento de fanservice. Apoyó la cabeza en el hombro de Jun y le sonrió cual esposa enamorada, esperando hasta que la cámara hizo un primer plano.

-Oh, así que ya estáis en esa etapa- les siguió el juego Sho, que a duras penas conseguía aguantarse la risa-, invitadme a la boda por favor- pidió, antes de dar paso a los miembros del equipo rival que participarían en el juego de bolos.

Mientras los invitados hacían su lanzamiento, Nino se quedó mirando aquellas manos unidas con aspecto pensativo. En algún momento indefinido la distancia entre Jun y él se había ido estrechando hasta llegar a un punto en que esos pequeños gestos no sólo le parecían naturales, si no necesarios. No recordaba cómo ni cuándo había empezado, simplemente un día se había descubierto buscando aquellas inocentes muestras de cariño por parte de Jun y se había dado cuenta de que ya no sabría vivir sin ellas. Seguramente todo había empezado de forma casual. Las bromas típicas de los conciertos, las insinuaciones para contentar al público, un poco de fanservice sin ninguna segunda intención. Y cuando se quiso dar cuenta se había enredado tanto en la tela de araña de Matsumoto Jun que ya no sabía cómo escapar. El punto culminante de toda aquella locura llegó en su último concierto, apenas unas semanas atrás. Había tomado carrerilla, recorriendo medio escenario hasta saltar sobre la espalda de Jun. Pilló al menor tan de sorpresa que había tenido que agitar varias veces los brazos para recuperar el equilibrio y no caerse de bruces al suelo, pero una vez estuvo estable Jun le sujetó las piernas que tenía enroscadas a su cintura y volvió la cabeza para mirarle con una sonrisa burlona.

-¿Qué eres, un mono?- punzó el DoS.

-No- respondió Nino, justo antes de plantarle un beso en los labios y salir corriendo de nuevo para recuperar su lugar asignado en el escenario.

Había pensado que Jun le mataría en ese instante, pero no lo hizo. Quizás porque el público se había vuelto loco con su pequeña travesura y no tuvo más remedio que reírse y asegurar a las chicas que Nino no podía vivir sin él. Quizás porque Nino había sido lo bastante rápido y sensato para alejarse en un primer momento, y luego en frío, cuando se encontraron en el camerino, ya no le daba importancia. Quizás era simplemente porque le conocía y sabía que lo mejor era pasar de él. Fuera como fuera, el caso fue que no le hizo el más mínimo reproche, y Nino se dio cuenta de que si seguía así terminaría por hacer algo que no tuviera vuelta atrás.

El programa acabó y Nino siguió al resto del grupo hasta el camerino casi por inercia. Se cambiaron de ropa entre felicitaciones por haber conseguido finalmente una victoria y otras conversaciones banales. Aiba les recordó que no podría ir a los ensayos de baile de esa tarde porque salía como invitado en un programa y se marchó a toda prisa porque la grabación le pillaba en la otra punta de la ciudad. Jun y Sho también fueron saliendo y cuando se quiso dar cuenta solo quedaban en el vestuario Ohno y él.

-Te invito a comer- propuso Satoshi.

Nino enarcó una ceja con desconfianza. Su líder solía alardear de que nunca pagaba las comidas del grupo así que algo debía tener en mente. Pero Nino nunca decía que no a una invitación, a fin de cuentas era dinero que se podía ahorrar.

-¿Es que quieres llevarme a la cama?- bromeó divertido mientras le seguía al exterior.

Ohno le ignoró y se metió por uno de los callejones en los alrededores del estudio de grabación. Acabaron metidos en un pequeño restaurante de ramen donde Nino fue incapaz de terminar el primer bol de lo enorme que era. Esperó aburrido a que Ohno terminara su segundo tazón. Verle comer tanto le cansaba, así que se dejó caer sobre la mesa y enterró la cabeza entre los brazos. Tendría que haberse llevado su DS, no era nadie sin ella.

-No puedes seguir así- soltó Ohno, consiguiendo que Nino levantara la cabeza para mirarle extrañado-, con Jun- añadió al darse cuenta de que no sabía a qué se refería.

-Aaah- suspiró Nino, escondiéndose nuevamente entre los brazos. Debía tener un aspecto realmente patético para que Ohno fuera quien tomaba la iniciativa de sacar el tema-, lo sé, pero… ¿Qué quieres que haga? No es como si quisiera estar todo el día pensando en él- se quejó con voz enfurruñada.

Ohno le miró largamente, como si estuviera esperando que añadiera algo. Pero el silencio se prolongó tanto que se vio obligado a interrumpirlo.

-Habla con él- propuso al fin.

Nino se rió. Como si fuera tan fácil decirle a un compañero del grupo que se había enamorado de él. No le preocupaba lo Jun pudiera pensar, él era lo suficiente comprensivo para aceptarlo y lo bastante condescendiente para rechazarle con tacto. Pero aunque intentaran fingir que no había pasado nada, las cosas nunca volverían a ser igual. Se acabarían las bromas, los roces inocentes y esa camaradería tan única que había conseguido con él. Mientras no dijera nada podía seguir manteniendo la tonta esperanza de que tal vez Jun pudiera llegar a corresponderle. No era tan valiente como para arriesgarse a perder todo aquello.

Satohi se encogió de hombros y se limitó a llamar a la camarera para pedir el postre. Fueron los últimos en llegar al estudio, pero todavía faltaban más de diez minutos para su hora de ensayo. Sho estaba trasteando su teléfono y Jun leía un libro sentado en el sofá. Nino sonrió al verle. Le encantaba el sofá de aquel camerino. Estaba puesto en el centro en vez de apoyarse en la pared, así que podía dar la vuelta y asaltarle desde atrás.

-¿Qué lees?- inquirió mientras se apoyaba en el respaldo, ambas manos alrededor de Jun.

Este giró la tapa del libro para mostrarle el título. No lo conocía, pero a juzgar por el dibujo de la portada era narrativa fantástica. Nino iba a añadir algo más para seguir con la conversación banal, pero el grito de Ohno hizo que todos se voltearan hacia su líder.

-¡Aaah!- exclamó mientras se llevaba las manos a la cabeza- Sho-kun, no me acordaba que teníamos que practicar ese paso- dijo gesticulando de manera exagerada.

Nino tuvo que reprimir primero el impulso de abrir la boca incrédulo ante la pésima excusa y segundos después las ganas de matarle por meterse donde no debía.

-¿Qué paso?- inquirió Sho, que miraba a su líder como si se hubiera vuelto loco.

-Ese paso- insistió-, el que no te sale- masculló, y antes de darle tiempo a preguntar más le cogió de la muñeca y se lo llevó a rastras de allí.

En cuanto se cerró la puerta Nino se cubrió el rostro con la mano mientras agradecía estar detrás de Jun y que no pudiera ver su cara de vergüenza.

-¿Habéis estado bebiendo?- preguntó Jun, que no era capaz de encontrar explicación a ese tipo de comportamiento en el líder.

Nino negó con la cabeza y dejó que se volviera a concentrar en la lectura mientras él tomaba aire en profundidad en un intento de armarse de valor. Ya que Ohno había tomado extrañamente la iniciativa que él no era capaz de encontrar, al menos debería intentarlo. Dio la vuelta al sofá y se sentó junto a Jun, contemplándolo en silencio.

-Oye J… ¿en qué etapa estamos?- preguntó, subiendo los pies descalzos al sofá. Supo que aquel había sido el intento de confesión más torpe de la historia cuando Matsumoto le miró con una ceja enarcada, obviamente sin comprender. No le quedó más remedió que continuar, aunque parecía incapaz de encontrar las palabras adecuadas. Con lo afilada que resultaba su lengua cuando se trataba de pinchar a alguien, parecía mentira que pudiera trabarse de esa manera- Quiero decir, aunque sueles rehuir del contacto físico no te quejas cuando te tomo la mano.

Jun debió captar la importancia del momento porque cerró el libro y lo dejó a un lado antes de contestar. Siempre había sido bastante bueno leyendo la atmósfera.

-Eso es porque no me molesta- fue la sencilla explicación.

Nino desvió la mirada, intentando reprimir el impulso de soltar un reproche infantil. Por eso había acabado así, porque Jun era incapaz de ver donde quería ir a parar y no ponía freno a sus estúpidos intentos de aproximación. Si desde un principio hubiera mantenido la misma distancia que mantenía con todos seguramente no habría terminado perdidamente enamorado de él y ahora no estaría en aquella estúpida situación.

-Tampoco te quejaste cuando te besé en el escenario- refunfuñó al fin en tono de acusación.

Escuchó el sonido de la tela y supuso que su compañero se había acomodado en el sofá. Seguramente había puesto los ojos en blanco y había optado por pasar de él. Quizás fuera lo mejor para ambos, que su pregunta pasara por una de esas chiquilladas que Jun había aprendido tan bien a ignorar.

-Es que tampoco me molestó- dijo al cabo de varios segundos.

Nino podría apostar que habían sido por lo menos cuatro los segundos que su corazón había tardado en volver a latir después de aquellas palabras. Se volteó centímetro a centímetro, como si temiera que al encararle de nuevo las palabras que acababa de escuchar se desvanecieran en la nada. Pero Jun simplemente sostuvo su mirada sin un parpadeo. No podría decir cuánto tiempo había pasado perdido en la intensidad de aquellos ojos negros, sin escuchar nada más que el retumbar de su propio corazón. Se resistía a hacerse ilusiones pero Jun se limitaba a esperar imperturbable, como el maldito sádico que era. Resultaba obvio que si quería llegar hasta el final tendría que dar él el primer paso. Tomó aire en profundidad y gateó sobre el sofá hasta llegar junto a Matsumoto.

-Entonces…- pasó una de sus rodillas sobre el regazo de Jun, sentándose a horcajadas sobre él. Antes de seguir se tomó un par de segundos para asegurarse que no había cambios en el rostro del menor, pero seguía con la misma expresión relajada de antes- si hago esto…- pasó los brazos tras el cuello de Jun. No hubo ningún intento de rehuir, ni un ceño levemente fruncido, ni una mirada de muda advertencia. Con el corazón latiéndole prácticamente en la garganta, Nino fue reduciendo la distancia entre ambos, hasta que sus labios estaban tan cerca de los de Jun que casi podía sentir su suavidad- ¿tampoco te molesta?- preguntó en un susurro.

Jun esbozó una sonrisa burlona antes de responder. Nino estaba demasiado cerca como para verlo, pero notó perfectamente el leve roce que produjeron sus labios al curvarse.

-No suele molestarme que me bese la persona que me gusta- replicó, evidentemente divertido con la situación-, así que si quieres besarme hazlo, baaaka- añadió, alargando la primera sílaba.

La mente de Nino se paró en ese instante. Salvó la poca distancia que quedaba entre ambos, un choque torpe y acelerado contra los labios de Jun como si temiera que fuera a escapar. Solamente cuando sintió las manos de su compañero enredarse tras su cintura y su boca moviéndose contra la suya se convenció de que aquello era real. Cerró los ojos, concentrándose en el resto de sensaciones. Podía sentir el calor que emanaba del cuerpo de Jun, la mezcla de suavidad y firmeza con que sus manos le atraían contra él. Sentía como su respiración se iba acelerando conforme el beso se volvía más íntimo, más húmedo, más desesperado. Podía notar su impaciencia cuando sus manos se colaron bajo su camiseta y le acariciaron la espalda. El tacto de sus dedos sobre la piel le provocó un escalofrío que le subió por la espina dorsal y escapó por sus labios en forma de gemido ahogado que murió en la boca de Jun.

Parecía que los dos habían perdido la noción del tiempo y de donde estaban, pero el sonido de la puerta abriéndose les devolvió por completo a la realidad.

-Chicos el coreógrafo dice que ya…- la frase de Sho se interrumpió tan pronto como sus ojos procesaron la escena que tenía frente a él. Nino estaba sentado en el regazo de Matsujun, en una pose demasiado íntima como para ser casualidad. Jun parecía no saber donde esconderse mientras que la cara de Nino era todo un cuadro de culpabilidad- No he visto nada- musitó, todavía con los ojos abiertos como platos-, ¡no he visto nada de nada!- repitió a pleno pulmón, al tiempo que cerraba de un sonoro portazo- No tardéis que os están esperando- instó desde el otro lado.

Nino estalló en carcajadas de puro nerviosismo. Se cubrió el rostro con las manos y se escondió contra el hombro de Jun.

-¿Crees que se lo habrá tomado muy mal?- preguntó, todavía sin atreverse a levantar la mirada.

Jun carraspeó en un intento de hacer desaparecer cualquier rastro de vergüenza y volver a su habitual estado de impasible superioridad.

-No tranquilo, Sho ya lo sabía- le quitó importancia.

-Menos mal- murmuró Nino- ¿¡Eeeh?!- inquirió con voz agudizada y dirigiendo al menor una mirada de incredulidad.

Jun asintió con la cabeza.

-Después del último concierto tuvo una charla muy seria conmigo. Me dijo que dejase de darte esperanzas si no pensaba ir en serio- explicó, como si no fuera la gran cosa.

Nino gimió lastimeramente. Le alegraba que Sho se preocupara por él, pero era patético saber que sus sentimientos resultaban tan evidentes cuando había puesto tanto empeño en que pasaran desapercibidos.

-¿Tanto se me notaba?- inquirió con un puchero.

-Ahá- confirmó Jun-, hace meses que me di cuenta- añadió. Ignoró la mirada enfurruñada que le dirigía Nino y le hizo a un lado para ponerse en pie-. Si no vamos tirando tendremos que salir tarde de trabajar- instó.

Nino colocó las manos tras la espalda y empezó a seguirle. Sus labios dibujaron una sonrisa traviesa al tiempo que una idea empezaba a tomar forma en su mente.

-Nee J, ¿debería empezar a llamarte Junnosuke?- preguntó, intentando fingir una expresión inocente.

Matsumoto se detuvo de golpe para dirigirle una mirada fulminante.

-Llámame así y te mato- amenazó antes de reanudar la marcha.

Nino fue incapaz de reprimir la sonrisa de retorcida satisfacción. Hasta ahora Jun se había estado divirtiendo a su costa, así que ahora le tocaba a él, ¿no?

-Como tú digas, Junnosuke-saaan- canturreó antes de echar a correr por el pasillo.

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Notas finales: Espero haber sabido captar un poquito la esencia de los chicos ^^
Supongo que todo el mundo sabe a qué viene lo de Junnosuke, pero lo explico por si acaso. En una entrevista que le hicieron en sus primeros años en la Johnny’s, Jun dijo que le gustaría que su novia le llamara Junnosuke. Cuando años más tarde Sho se lo recordó en un programa, Jun se moría de vergüenza y aseguraba que no recordaba haber dicho algo así.

martes, 10 de enero de 2012

Welcome

 ¡Hola a tod@s!


La verdad es que no sé muy bien que contar, las presentaciones no son lo mío.

Soy Yunnie, española, Arashi- maniaca  y aficionada a la escritura entre otras muchas cosas. Así que he decidido dedicar este espacio a la tormenta de la Johnny's, principalmente a los fics que escriba de ellos. Mi pareja preferida es Matsumiya, que me parece que no es muy popular pero a mí me encanta la relación que tienen. Supongo será lo que más abundará en mi blog, que después de tanto tiempo leyendo en inglés porque en castellano no encuentro prácticamente nada supongo que ya iba siendo hora de contribuir a la causa xD
Aunque la verdad es me gusta casi cualquier pairing de Arashi. El que menos extrañamente es el Ohmiya, que aunque no me desagrada tampoco me dice nada.

Y nada, ya iré dejando mis desvaríos por aquí.