lunes, 30 de enero de 2012

Entiendeme 02

Notas del Autor: Voy a intentar publicar un capi a la semana. Si mantengo el ritmo hasta el final regaladme piruletas virtuales XDD (también podéis enviarme a los Arashi a casa por correo exprés)

Titulo: Entiéndeme
Género: angustia, romántico, vida cotidiana.
Personajes: principalmente Arashi
Parejas (Shonen ai): JunxNino, ShoxOhno
Género: angustia, romántico, vida cotidiana.

Capítulo 02

Sakurai miró el reloj por tercera vez, preguntándose porque diablos los minutos tardaban tanto en pasar. Estaban todos, Arashi e invitada, frente a la puerta de entrada al plató, esperando que la voz del presentador les diera finalmente paso. Lo único en que podía pensar era en acabar el trabajo e irse a casa de una buena vez. No era que pasara nada extraordinario. Más bien al contrario, el ambiente estaba tan calmado que le resultaba por completo antinatural. Cuando los cinco se habían reunido otra vez en el pasillo nadie se había atrevido a mencionar el pequeño altercado de minutos atrás. Jun había mirado largamente a Nino, todavía molesto, y se había colocado los auriculares para tener una excusa que le evitara interactuar con los demás. Nino había torcido los labios en un puchero y se había sentado en el suelo con la DS que acababa de rescatar del camerino, jugando con tanta rabia mal contenido que le habían matado al menos tres veces. Aquello no se parecía en nada a los momentos previos de sus grabaciones, aunque Aiba estuviera revoloteando de un lado a otro intentando levantar los ánimos con su optimismo habitual. Sho exhaló un suspiró y le llamó antes de que le quitara nuevamente los cascos a Jun y se llevara un bufido.

-Hoy nos va a tocar a ti y a mí tirar del programa- anunció, para luego dirigir una mirada de lo más significativa a Nino y a Jun. A Ohno no valía la pena tenerle en cuenta porque al parecer su punto fuerte era precisamente pasar por la vida como si no estuviera allí.

Aiba asintió y le prometió que podía contar con él. Incluso bromeó diciendo que hoy sería él quien se dedicaría a tomar el pelo a los demás. Luego dio una ojeada hacia atrás, comprobando que nadie les estaba prestando atención.

-Sho-chan- hizo un gesto con la mano para pedirle que se acercase un poco más-, Hasegawa-san me ha dado su número de teléfono- dijo en un susurro-. ¿Crees que Nino se molestará si salgo a tomar algo con ella?- preguntó, acompañando sus palabras con expresión de culpabilidad.

Sho ladeó la cabeza mientras esbozaba un atisbo de sonrisa. Vaya con Aiba, no perdía el tiempo. Al menos uno de ellos seguía tan animado como siempre.

-No te preocupes, Nino sabe cuando toca retirarse- le tranquilizó.

Aiba asintió un tanto ausente, con la mirada puesta precisamente en el objeto de su inquietud. Todavía aporreaba las teclas de su videoconsola con más genio del necesario y de tanto en tanto levantaba la vista y fruncía el ceño cuando comprobaba que Jun seguía tan impasible como antes.

-Sho-chan…- llamó con voz indecisa.

Llevaba varias semanas dándole vueltas a la misma pregunta. ¿A Nino le gustaba Jun? No eran sólo las miradas encandiladas que le dirigía cuando creía que nadie le veía o la manera en que cada vez encontraba un apodo más íntimo con el que dirigirse a él. Estaba también esa manía irritante de hacer todo cuanto le sacaba de quicio, como un niño desesperado por conseguir atención.

-¿Hm?- le alentó Sho al ver que no seguía.

-Nada, no tiene importancia- cambió de idea. Sabía que Sakurai tendría la respuesta, pero no era a él a quien debía preguntar.

Al fin producción les dio paso y pudieron dejar atrás la tensión reinante en el pasillo. El cálido aplauso con el que les recibió el público pareció calmar un poco los ánimos y la grabación del episodio transcurrió sin mayor complicación. Eran poco más de las diez cuando Jun se dejó caer sobre el sofá de su apartamento, con el bento precocinado que había comprado de camino allá. Comió sin apetito, dando vueltas a lo que había pasado esa tarde.

Era consciente del malestar general que había quedado en el grupo después de su pelea. Todos habían fingido que no pasaba nada, pero era evidente que las cosas no estaban bien. Aiba se había mordido la lengua a mitad de una de las bromas de siempre, Sho había tenido el tacto de no darle demasiado protagonismo para que no se le notara el mal humor y Nino se había mantenido todo el programa expresamente alejado de él. Sabía perfectamente que aquello era culpa suya y de su desmesurada reacción. No lograba comprender que estaba pasando pero parecía que últimamente algo estaba mal en su cabeza. Todo lo que tenía que ver con Nino le afectaba de manera desproporcionada, como si no fuera capaz de mantener su habitual autocontrol.

Suspiró y dejó la bandeja sobre la mesa, prácticamente intacta. No se quedaría tranquilo hasta arreglar las cosas, así que cogió las llaves del coche y se dirigió hacia el apartamento de Nino.

-Estaba empezando a pensar que no estabas en casa- dijo Jun cuando al fin abrió la puerta, después de varios minutos.

-Estaba en la bañera- explicó Nino.

Eso resultaba evidente. Vestía sólo el pantalón del pijama y el pelo le chorreaba agua sobre la toalla que había colocado apresuradamente sobre los hombros. Frunció levemente el ceño al ver el golpe en la comisura del labio de Kazu. Ahora que no llevaba maquillaje se veía claramente la zona amoratada. Se quedaron mirando durante varios segundos en silencio, y Jun se sintió obligado a decir algo que rompiera un poco la tensión.

-¿Sueles abrir así a todo el mundo? Tus vecinas estarán contentas- bromeó acerca de su desnudez.

Se sintió aliviado cuando Nino rió y adoptó una postura más relajada, recostándose contra el marco de la puerta.

-Sabía que eras tú- aclaró-. A nadie más se le ocurriría visitarme a estas horas. Además… no me has llamado- añadió, dejando que su comentario sonara a acusación.

Desde que tenía memoria, Jun siempre le llamaba cuando sabía que algo no andaba del todo bien. Ya lo había dicho públicamente en un programa, él era el único capaz de devolverle el ánimo y conseguir que pudiera dormir bien.

-Lo siento- concedió Jun. Le tranquilizaba saber que aunque esta vez fuera él el motivo de su malestar continuaba esperando su llamada, como siempre- ¿No vas a invitarme a entrar?- inquirió con ironía.

-Mmm… estaba pensando dejarte aquí fuera como parte de tu penitencia- repuso Nino en tono juguetón.

Jun le dio un golpe en la cabeza así que a Nino no le quedó más remedio que dejar las bromas y hacerse a un lado para dejarle pasar. Se puso la parte de arriba del pijama y se sentó junto a Jun en el sofá.

-¿Te quedarás a dormir?- preguntó mientras pasaba distraído las canales del televisor.

Jun consultó el reloj. Pasaban de largo las doce y al día siguiente tenían que madrugar. Perdería preciosos minutos de sueño si tenía que conducir hasta su casa así que era una tontería volver.

-Tendrás que dejarme algo de ropa para mañana- advirtió Jun.

-No sé si tendré algo digno de su majestad- punzó Nino, consciente de lo especial que era J con la moda.

-Tranquilo, a una diva todo le queda bien- le siguió el juego Jun, y por un momento pareció que todo volvía a estar bien. O al menos eso creyó hasta que se metieron en la cama.

-No me destapes- advirtió Nino mientras se sentaba en su lado del colchón-, o te mandaré al futón- amenazó divertido.

Era una vieja disputa que acababa saliendo a flote cada vez que Jun se quedaba a dormir allí. La primera noche que J había pasado en su casa se habían discutido por quien usaría la cama y quien el futón adicional. Jun insistía en que debía dejar la comodidad del colchón a su invitado, como marcaban las normas de cortesía. Nino se obstinó en que la cama era suya y se pensaba quedar en ella, así que habían terminado compartiendo el colchón. Después de eso, en aquellas ocasiones que se les hacían las tantas jugando a videojuegos o simplemente charlando sin más, no habían vuelto a plantearse en serio la idea de sacar la cama adicional.

-No lo hago- replicó Jun. Era Nino el que no paraba de moverse en toda la noche, murmurar en sueños y dar vueltas y más vueltas sobre el colchón.

-Claro que lo haces- insistió Nino, gesticulando exageradamente para dar fuerza a sus palabras. Y el corte del labio, del que se había olvidado por completo, le dio un tirón-. Auch- protestó, más por la sorpresa que por el dolor.

Jun exhaló profundamente. Puede que fuera demasiado orgulloso para pedirle perdón cuando creía que se lo había ganado, pero eso no quería decir que fuera a preocuparse menos por él.

-¿Te duele mucho?- preguntó, mientras llevaba una mano al rostro de Nino. Pasó el pulgar por la zona amoratada y por la herida en la comisura de la boca, con mucho cuidado de no hacer presión.

Nino no contestó, simplemente puso su mano sobre la de Jun y la apretó contra su mejilla, sonriendo amargamente ante el cuidado infinito que ponía su compañero en el gesto. Podía notar en su caricia todas las cosas que no decía. Lo mucho que sentía lo que había pasado, lo mucho que se preocupaba por él. Eran esas cosas tan sencillas y tan propias de J las que le hacían darse cuenta de que nunca tendría suficiente de él. Y no le importaba si eso le hacía sufrir, pero no estaba dispuesto a arrastrar a Jun con él. Apartó la mano de su rostro con cuidado y tomó la decisión.

-Jun- le llamó en un susurro- tengo que pedirte un favor- el nudo que se había formado en su garganta hacía que cada palabra le costara horrores, pero era lo que debía hacer-. No quiero que vuelvas a preocuparte por mí- pidió, colocándose su mejor máscara de impasibilidad. Jun le miró sin comprender, pero Nino hizo un gesto para acallarlo cuando intentó hablar-. No daré más problemas a la agencia- prometió- pero a cambio tienes que dejar de cuidar de mí- volvió a pedir. Esta vez la mirada de Jun estaba tan dolida que le hizo vacilar, pero Nino cerró sus sentimientos bajo llave y forzó una sonrisa calmada-. Buenas noches J- dijo antes de darle la espalda y esconderse bajo las sábanas.

Nino contuvo la respiración al notar como se le aguaban los ojos. No quería apartar a Jun de él, pero tenerle cerca le estaba volviendo más egoísta de lo que jamás creyó poder ser. Siempre quería un poco más, siempre necesitaba acaparar toda su atención. No podía permitir que aquella actitud insana terminara por destrozar su amistad. Se mordió el labio inferior y dejó que las lágrimas brotaran silenciosamente. Aquello era lo mejor, ¿no? Tenía que serlo porque era lo único que podía hacer por J.

Jun contemplaba en silencio la silueta acurrucada junto a él. Las palabras de Nino le habían dejado una extraña presión en el pecho, como si hubiera allí tantas emociones contenidas que ni tan sólo las pudiera procesar. Permaneció inmóvil largo rato, como si esperase a que Kazu dijera algo más pero parecía evidente que no iba a sacarle una sola palabra.

-Buenas noches- respondió.

Se dejó caer sobre el colchón y apagó la luz. ¿Por qué había pasado aquello? ¿En qué momento se habían empezado a distanciar? Se cubrió el rostro con las manos y dejó escapar el aire mientras la sensación de vacío le oprimía el pecho con pesadez. Nino acababa de levantar entre ellos un muro inexpugnable, y ni siquiera entendía porque.

3 comentarios:

  1. KAZU BAKA!!!! T-T
    pero lo entiendo ya que
    jun todavía no se da cuenta de sus
    sentimientos >.< pero con ese muro y la
    distancia que van a tener se dará cuenta nada mas
    espero que no sea demasiado tarde cuando eso ocurra waaaaaaa u.u

    voy el sig.. *-*

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo por una parte le daría un buen golpe a Nino, para que espabile, pero por otra... me pasa como a ti, que le entiendo. Seguro que una situación así no es nada fácil.
      Eso, esperemos que se pongan las pilas antes de que sea demasiado tarde.

      Eliminar
  2. Nooo nino no le hagas eso a Jun
    ahh que interesante ....:O
    esa distancia no furara mucho :S!

    ResponderEliminar