lunes, 29 de marzo de 2021

Untold 01

 Disclaimer: Ningún Arashi es mío, por suerte para ellos o no estarían de hiatus, solo de medio vacaciones en las que se pasarían el día haciéndose arrumacos y monerías e indecenc… ehm… digo… monerías, sí.

Pairing: Matsumiya, posiblemente leves toques de otros pairings

Género: vida cotidiana, romance, drama.

Resumen: Las cosas siempre pasan por algo, aunque a veces no tengamos toda la inforamción. Untold, la hisoria jamás contada de Arashi, sigue a Nino en una historia de amor demasiado complicada y que parece condenada a no tener un final feliz... ¿Podrá recuperar a su adorado Arashi y conseguir a su preciado Jun?

Notas: Vuelvo a la carga (aunque creo que es para mí sola jajaja) con un fic que no será demasiado largo, creo... calculo unos cuatro o cinco capítulos. 

 Puede que contenga lemon (sexo explícito), no lo sé seguro porque no tengo del todo claro como va a acabar el fic... simplemente dejaré a los niños fluir.

Espero que os guste ^^

 

2011

 

Nino se miraba en el espejo con aire crítico, arrugando la naricilla mientras intentaba colocar bien ese maldito flequillo que se empeñaba en metérsele en los ojos. Normalmente no le daba ninguna importancia... no es que se preocupara mucho por su aspecto físico, la verdad, pero ese día había quedado con Jun y sabía que la diva del grupo le iba a refunfuñar como de costumbre por ser tan descuidado si por mala suerte alguien les reconocía y él no estaba presentable. 

 

Le dio un pequeño ataque de risa de lo idiota que parecía allí en su cuarto de baño, solo, nervioso y preocupado por cosas que creía que no le iban a importar jamás. Mira que había tenido citas muchas veces, con chicas e incluso con algún chico que había creído que le gustaban de verdad, y jamás había estado tan nervioso como lo estaba en ese momento. En cambio ese día... ni si quiera tenían una cita, obviamente. Solo se había ofrecido a acompañar a J a hacer unas compras y ver una peli que ambos querían ver, y sin embargo hacía rato que tenía mariposas revoloteando inquietas y emocionadas en su estómago. Debía ser ridículo que aquella no cita le pusiera más nervioso que cualquiera de sus citas de verdad, pero es que nunca se había enamorado de nadie como lo había hecho de Jun. Intensa, profunda y tan desesperadamente que a veces le costaba la vida disimular. Por suerte siempre había sido alguien muy dado a proclamar su cariño al resto de sus compañeros, al contacto físico total y absolutamente innecesario y a esa forma tan suya de cuidar y estar pendiente de los demás, de la que todo el grupo se había dado cuenta aunque siempre intentara aparentar ser caprichoso e indiferente. Así que simplemente hacía lo que podía para disimular lo coladísimo que estaba por Jun y cuando algo era un poco más inusual de lo normal, todo el grupo lo resumía en el consabido "es que es Nino", como si no se tomara nada en serio de verdad. 

 

-Mira que eres idiota, enamorarte así de alguien que no podrás tener jamás- regañó a su reflejo con aire divertido. 

 

Y es que puede que Nino supiera muy bien que su amor nunca sería correspondido, pero es que algo tan sencillo como poder pasar tiempo con Jun, esa amistad que poco a poco iban estrechando o el simple hecho de estar enamorado de él le hacía inmensamente feliz. Sí, estaba seguro que esos sentimientos a la larga solo harían que acabase sufriendo, pero aún y así no los cambiaría por nada.

 

 

2015

 

-Nino, tienes muy mala cara- dijo un preocupado Sho, que por estar más pendiente de su amigo que de lo que hacía había acabado por abrocharse los botones de la camisa mal, así que le tocó desabrocharlos y volver a empezar. No hubo ni una burla por parte del canijo, lo que reafirmó la sensación general en el camerino de que no se encontraba para nada bien.

 

Nino se llevó un pequeño sobresalto cuando se encontró de pronto con la cara de Aiba a solo un par de centímetros, mirándole con el mismo aire alarmado que tenía un cachorro cuando su dueño no se encontraba bien. 

 

-Solo estoy un poco cansado, tengo mucho trabajo últimamente- les tranquilizó forzando una sonrisa. Y no mentía, lo único que le pasaba es que le faltaban horas para descansar. De hecho, llevaba varias semanas con la agenda tan apretada que no había tenido ni tiempo de jugar a sus videojuegos, más que algunos momentos robados con su DS entre grabación y grabación. 

 

-Las dos últimas veces que dijiste eso acabaste ingresado en el hospital- le recordó Sho en tono de regañina. 

 

Nino resopló. No era lo mismo, una de las veces se había desmayado porque se le había juntado el cansancio con anemia y la otra vez se empeñaron en dejarle en el hospital por una inoportuna gripe. Pero cansado... bueno, los cinco vivían cansados y no por ello iban colapsando por ahí. 

 

Iba a replicar, pero justo cuando abría la boca, la mano de Jun se posó con delicadeza en su frente y fue incapaz de hacer nada que no fuera controlar los latidos de su corazón por tenerle tan cerca. A veces le costaba creer que después de tantos años enamorado en secreto de él, todavía consiguiera ponerle así con un simple roce. 

 

-Tienes algo de fiebre- murmuró Jun, su voz más suave de lo que era habitual-. Vete a casa, métete en la cama y descansa. Así con suerte mañana te encontrarás bien- le indicó en ese tono tan suyo que sonaba a orden. Si hubiera sido cualquier otro hubiera pedido que le trajeran alguna medicina, pero la salud de Nino era más delicada que la del resto y prefería que descansase un día a tenerlo luego enfermo durante más de una semana. 

 

-Pero...- dudó un segundo. La verdad, agradecería dormir un poco esa tarde, pero tenían que grabar una de las secciones del Himitsu y no podía simplemente dejarlos colgados. Además, siempre preocupaban demasiado a las fans cuando alguno de ellos se enfermaba y no quería andar alarmando a todo el mundo por nada. 

 

-Diremos que estás en una grabación, no te preocupes- se le adelantó Sakurai, que después de tantos años ya podía leerle casi con la misma facilidad con la que cualquiera leía a Aiba. 

 

-Gracias Sho-chan. Nos vemos mañana chicos- les dijo con una sonrisa agradecida, recogiendo sus cosas. 

 

Se había ido directo a casa, se había puesto un chándal y se había tirado en el sofá con una manta. Tenía pensado ponerse a jugar un rato, pero el agotamiento le había vencido por completo y se había quedado completamente dormido con el móvil en la mano. Así que cuando sonó el timbre de su casa, y le parecía que sonaba por segunda o tercera vez, se dirigió hacia la puerta medio adormilado. 

 

-¿Uhm? ¿Qué haces aquí?- preguntó frotándose los ojos mientras se hacía a un lado para dejar entrar a su inesperado visitante.

 

Lo primero que hizo Jun fue agacharse un poco para inspeccionarle con detenimiento. Le preocupaba que se hubiera pasado la tarde pegado al videojuego en vez de descansar, pero esos ojos soñolientos evidenciaban que había estado durmiendo así que asintió con la cabeza, satisfecho y aliviado.

 

-Buen chico- le dijo revolviéndole el pelo cariñosamente. Si Nino hubiera estado más espabilado seguramente hubiera replicado diciendo que no era un perro, pero lo único que le salió fue un gracioso bostezo que hizo reír por lo bajo a Jun-. He pensado que no te ibas a molestar en preparar la cena así que… te la he traído- le explicó, levantando una bolsa que llevaba.

 

Nino se quedó mirando unos segundos lo que le mostraba, hasta que su cerebro todavía medio dormido empezó a procesar. 

 

-¿Son…?- preguntó con repentino interés y bastante más despabilado.

 

-Ahá- a Jun no le hacía falta que acabase la pregunta. Estaba claro que con esos ojitos de cachorro ilusionado esperaba que fueran hamburguesas.

 

-¿De...?

-Sí- Sabía cuál era su restaurante preferido así que obviamente las había comprado allí.

 

A Nino se le iluminó todo el rostro mientras le quitaba la bolsa de las manos, olisqueando el interior para luego mirarle, todavía con esa expresión adorable de crío que recibe un juguete inesperado.

 

-¿Por qué no me he casado contigo todavía, J?- preguntó emocionado.

 

-Porque en Japón está prohibido que se casen dos hombres- repuso Jun con tranquila indiferencia, entrando hacia el salón con la misma confianza que si fuera su propia casa. 

 

Nino se rió de buena gana de aquella respuesta. Por eso y porque Jun no sentía lo mismo que él, estaba claro. Pero no le importaba. Años de amor no correspondido y seguía sintiéndose una de las personas más afortunadas de la tierra por el simple hecho de haberle conocido y poder pasar tantos momentos increíbles juntos. Trotó alegremente tras él, sentándose a su lado en el sofá

 

-Tienes mejor aspecto. ¿Te ha venido bien descansar?- preguntó el menor.

 

-Muy bien- confirmó. Aunque lo que le hacía sentirse muchísimo mejor era tener a Jun allí, preocupado por él y cuidándole con ese cariño que solía mostrar con todos. A veces le gustaba pensar que J era un poco más cariñoso y más atento con él que con los demás, pero enseguida se sacaba esas fantasías de la cabeza porque no quería llevarse un tremendo batacazo cuando Jun le devolviera a la realidad. 

 

-Pues vamos a cenar- instó el menor, empezando a sacar cosas y dejarlas en la mesita del sofá.

 

Además de la cena y las bebidas había parado en el super a comprar unos snacks como postre y de paso se había llevado un par de revistas en las que salían miembros del grupo. Era una costumbre que tenía desde hacía tiempo, tanto con sus programas como con sus entrevistas, le gustaba revisar todo lo que se publicaba de ellos. Nino se miró la portada de una de ellas arrugando la naricilla antes de dejarla olvidada a un lado del sofá y pasar a lo que realmente le interesaba: la caja que olía deliciosamente a su salsa preferida para hamburguesa.

 

Como de costumbre, casi todo era trabajo con J, así que se pasó la cena explicándole la idea que había tenido para las presentaciones en el próximo concierto y como quería hacer una entrada espectacular donde los Juniors tuvieran bastante importancia esta vez. Nino asentía conforme cuando visualizaba lo que iba proponiendo, le daba alguna que otra idea y hasta le enarcaba una ceja con duda cuando no veía algo claro, haciendo que Jun se replanteara la idea y encontrase otra mejor. De pronto pareció darse cuenta de lo que hacía y se calló de golpe.

 

-Pero no más trabajo por hoy- aseguró, poniendo una mueca de disculpa-. Soy una compañía aburrida, ¿verdad?- se lamentó, dejándose caer de cualquier manera en el sofá mientras le daba un bocado a lo que le quedaba de hamburguesa.

 

-A mí no me molesta- se apresuró a asegurar Nino. Que sí, que todo el mundo sabía que prefería dedicar tiempo a sus hobbies de friki y que no se llevaba el trabajo a todas partes como él, pero podría escuchar a Jun hacer planes sobre Arashi durante horas. Le gustaba ver a la persona que quería con ese brillo en los ojos mientras hablaba de cosas que le apasionaban-, aunque… deberías replantearte tus temas de conversación si pretendes encontrar novia, J- le chinchó con una sonrisa traviesa.

 

-Desde luego que te encuentras mejor- afirmó Jun. Ahí volvía el crío deslenguado que tan acostumbrado estaba a tener a su alrededor, pensó, quedándose más tranquilo-. Y no tengo ni tiempo ni ganas de encontrar novia, gracias por tu preocupación- le replicó levantando la cabeza muy dignamente.

 

Nino se rió por lo bajo de su fingida autosuficiencia. No había duda que si no tenía novia era porque no quería, estaba más que seguro de que podría tener prácticamente a cualquier mujer que le interesase. Pero allí estaba, en su casa, sacrificando horas de tiempo que podría dedicar a cosas más interesantes solo porque estaba preocupado por él. ¿Cómo no iba a estar completamente enamorado? Cada vez que se decidía a olvidarle ahí estaba Jun, con uno de esos gestos tan suyos que hacían que fuera imposible escapar de él.  Jun se había quedado mirando distraído un programa de variedades mientras él cogía la DS y antes de que se dieran cuenta habían pasado un par de horas. J se había quedado dormido en algún momento indeterminado, no se había dado cuenta hasta que se había escurrido en el sofá sobre él. Así que se movió para acomodarlo un poco mejor y Jun acabó por tumbarse del todo, con la cabeza apoyada en su regazo. Nino se lo quedó mirando unos segundos, sonriendo embobado sin poder evitarlo, antes de volver la atención a su juego. Solo acabar el nivel y luego se moverían a la cama, pensó, aunque cuando se quiso dar cuenta ya se habían hecho las tantas. 

 

-J...- le llamó con suavidad, quitándole de las manos la revista que no sabía cuándo había cogido. Sonrió para sí mismo al ver la página por la que la tenía abierta. Al parecer habían hecho una encuesta sobre los hombres japoneses con los labios más sexys y Sho y Jun estaban entre los diez primeros. Desde luego que a J le gustaba saber lo que opinaban de su imagen, pensó, dejándola en un lado del sofá junto a su videoconsola y volviendo la atención a él- deberíamos movernos a la cama- le dijo en un susurro a media voz para no sobresaltarle. La verdad es que si por él fuera podría quedarse allí toda la noche, con Jun recostado sobre él en aquella cercanía tan íntima que no mostraba muy a menudo. Pero ya se imaginaba lo que iba a refunfuñar el señorito a la mañana siguiente, por no hablar de la bronca que se iba a llevar porque se suponía que él tenía que descansar- Jun- le llamó de nuevo, apartándole un poco el pelo de la frente, pero el menor se limitó a darse un cuarto de vuelta, tumbándose bocarriba sin ninguna intención aparente de despertarse. 

Nino suspiró bajito. De verdad que era blandito ante él... si fueran Aiba o Sho les hubiera despertado con un pellizco en el moflete, diciéndoles que él no era una almohada, pero ahí estaba, mirando embobado el rostro de Jun mientras descansaba relajado en su regazo. La verdad es que la revista tenía razón, tenía unos labios muy sexys, pensó, y sin darse cuenta de lo que hacía llevó un dedo hasta ellos, resiguiéndolos con infinito cuidado. Lo cierto es que todo él era muy apuesto... que no había sido eso lo que le había enamorado, pero tampoco se podía negar que era uno de los hombres más atractivos de Japón. ¿Cuántas mujeres querrían tenerle justo como le tenía él, durmiendo relajado en su presencia, tan cerca que le invadía por completo su agradable calidez? Había llevado la palma de la mano a su mejilla en una caricia, y su pulgar volvía a reseguir esos labios tan sensuales y que tanto le gustaría besar...

-Me estás haciendo cosquillas- le sobresaltó la voz de Jun. Nino habría podido morirse de la vergüenza en ese momento, o empezar a pedir disculpas como un idiota, o simplemente pegar un bote hasta el techo porque le hubiera descubierto así, pero J sonaba tranquilo y para nada incómodo con la situación así que simplemente se quedó inmóvil, alargando el momento- ¿Se puede saber qué haces?- preguntó con un atisbo de sonrisa. No era para nada un reproche, sólo simple curiosidad.

 

-Ah, he visto que la revista decía que tienes unos de los labios más sexys de Japón y...- Nino se quedó callado, sonrojándose, sintiéndose idiota y expuesto como un colegial que no era capaz de controlar sus propios sentimientos. 

-¿Y?- le animó a seguir Jun, enarcando una ceja con curiosidad.

 

-Y estaba pensando que...- contuvo la respiración un instante- creo que- tragó con algo de dificultad- tienen razón- dijo al fin. No sabía porque le costaba tanto decirlo, no es que fuera la primera vez que le lanzaba cumplidos gratuitos a Jun. Pero esta vez el momento y el ambiente parecían tan íntimos que se sentía como si estuviera dejando sus sentimientos por completo al desnudo-. Pero eso ya lo sabes, ¿verdad?- preguntó sonriendo de manera amarga. Es decir, estaba hablando de Jun... era imposible que no se hubiera dado cuenta de lo perdidamente enamorado que estaba de él. 

Esta vez fue Jun quien soltó un pesado suspiro para luego incorporarse, sentándose a su lado, mirándole con absoluta seriedad. Nino desvió la mirada, incapaz de sostenérsela en ese tenso momento. 

 

-Lo sé- confirmó Jun, llevando una mano al rostro de Nino para girarlo hacia él y que le dejase de rehuir. Puede que Nino fuera imposible de leer en muchos aspectos, pero en otros era totalmente transparente y no tenía duda de que estaba total y completamente enamorado de él-, pero eso no funcionaría nunca. Lo sabes, ¿no?- le dijo con mucho tacto- porque los dos…- se calló, sintiéndose terriblemente mal por tener que decirle aquello.

 

-Porque los dos somos hombres- acabó Nino por él. Ya lo sabía, que no tenía ninguna oportunidad, Jun no necesitaba sentirse culpable por ello.

 

-Porque los dos somos Arashi- puntualizó Jun. Les conocía todo el país. Estaban siempre en el punto de mira. Eran un ejemplo para miles de personas. La sociedad nunca lo aceptaría. La agencia no lo permitiría jamás. Por no hablar de las miles de fans a las que no podían decepcionar. Quizás si estuvieran en otra situación, si fueran dos personas anónimas sin ninguna responsabilidad ante la sociedad, no tendría miedo de intentarlo, por mucha locura que le pudiera parecer. Pero el peso que llevaban encima era demasiado grande como para traicionar de aquella manera a los cientos de personas que les apoyaban, así que a pesar de saber lo que Nino sentía por él, a pesar de sentirse más cómodo a su lado de lo que se había sentido jamás con nadie, nunca se había planteado el corresponderle. Había cosas mucho más importantes que ellos dos.

 

-Lo siento- murmuró Nino, cerrando los ojos para impedir que se le escaparan las lágrimas. No debería haber dicho nada, no cuando sabía que Jun nunca le querría del mismo modo que le amaba él.

 

-Yo también- le aseguró Jun con total sinceridad, dándole un cálido beso en la frente que le pareció demasiado pobre para todo lo que Nino le daba- Venga, vamos a la cama- instó, forzándose a recuperar el ánimo y a dibujar una de aquellas sonrisas sinceras que siempre compartía con él-. Y Nino… te prohíbo que nada cambie en nuestra relación, ¿entendido?- le advirtió. Puede que nunca pudieran tener una relación de pareja, pero no estaba dispuesto a que ahora se alejase de él.

 

-Un- confirmó Nino, con la voz demasiado rota para lograr articular más. Forzó una sonrisa para dejar de preocuparle y se puso en pie- pero será la última vez que duermas en mi cama si me vuelves a destapar- le bromeó, ahogando todo el dolor que sentía para poder ser el de siempre.

 

-No te lo crees ni tú- le replicó Jun, muy seguro de sí mismo.

 

-Ah- suspiró sonoramente Nino. Pero en fin, los dos sabían que era verdad: no sería capaz de alejarle de él.

 Continuará...

1 comentario:

  1. Ains... ¿Porque siempre hay cosas en la vida tan difíciles cuando realmente podrían ser de lo más sencillas?

    Me parece triste, pero a la vez me siento aliviada de que ninguno de los dos quiera alejarse el uno del otro.

    Sin ninguna duda seguiré leyendo esta historia hasta el final ^^
    Es genial poder leer historias de ellos, mientras les echamos un poquito de menos.

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