lunes, 12 de julio de 2021

Lo sé

Título: Lo sé
Género: vida cotidiana, romance
Personajes: Nino, Jun
Parejas: Matsumiya
Notas del Autor: Este fic en realidad tiene un montón de tiempo, antes que el de entiéndeme, pero por algún motivo no lo había subido aquí. Así que a ponerle remedio.
Advertencias: lemon

Lo sé

Cuatro pares de ojos se quedaron mirando fijamente la puerta que acababa de cerrarse con un golpe airado, sin acabar de comprender lo que acababa de pasar.

-¿Ha sido culpa mía?- inquirió preocupado Aiba.

Sho negó con la cabeza para tranquilizarlo. Jun llevaba unos días de lo más irritable. Que Aiba estuviera revoloteando con su hiperactividad habitual e intentando que los demás le hicieran caso había sido simplemente la chispa que le había hecho saltar, pero desde luego no era la causa. Incluso Nino dejó su videoconsola a un lado y se levantó con fastidio del sofá para acercarse al resto de los chicos, que no podían ocultar la mirada de preocupación.

-¿Le habrá dejado la novia?- aventuró Ohno. A veces se perdía esos detalles.

-No está saliendo con nadie- corrigió Sho, y su comentario fue seguido por un silencio incómodo que sólo Aiba se atrevió a romper.

-Alguien debería ir a buscarle, ¿no?- dijo, pero aunque fue él quien lo propuso no mostró intención alguna de salir de la habitación.

-¿Jankenpo?- sugirió Sho.

Era obvio que a ninguno le apetecía lidiar con Jun en ese estado, pero el rodaje del programa empezaba en diez minutos y alguien tendría que calmarle. Entonaron la consabida cancioncilla al tiempo, para acabar mostrando cuatro palmas de la mano. El nuevo intento dejó a salvo a Ohno y a Aiba, que no se molestaron en disimular su alivio. Los otros dos volvieron a repetir el proceso. El grito de alegría de Sho sonó casi al mismo tiempo que la protesta de Nino. Odiaba perder, aunque fuera en algo que no le importaba hacer como aquello. Tras dirigir un estudiado puchero de crío enfurruñado al resto del grupo, salió del camerino.

No le costó mucho dar con Jun. Sabía que lo encontraría en las escaleras de emergencia, alejado de miradas indiscretas mientras intentaba controlar su mal humor. Abrió la puerta y efectivamente allí estaba, sentado unos escalones más abajo con la vista perdida en algún punto de la lejanía. Un escalofrío le hizo estremecerse de manera involuntaria, culpa del contraste entre la temperatura agradable del estudio y el frío del exterior. Jun no se molestó en voltearse hacia él ni tan sólo cuando cerró la puerta con un golpe deliberado, así que se resignó a soportar el aire gélido y bajó los peldaños con lentitud. Se sentó justo un escalón por encima de él, con las piernas abiertas a ambos lados y pasando los brazos entorno a los hombros de Jun.

-Te vas a quedar helado- informó, frotando los brazos de su compañero. Jun se limitó a asentir con la cabeza y dejarle hacer, un privilegio con el que bien pocas personas podían contar-. ¿No vas a decírmelo?- se aventuró a preguntar.

Jun no respondió de inmediato, pero dejó caer su peso ligeramente hacia atrás para recostarse sobre él. Aquello era una buena señal. Nino esperó paciente, limitándose a apretarle más contra su cuerpo para hacerle entrar en calor.

-Hay una escena de la película que no consigo hacer bien- confesó finalmente.

Nino sonrió para sí mismo. Tendría que haber supuesto que si algo conseguía irritar de aquella manera al perfeccionista Jun tenía que estar relacionado con el trabajo. No sabía exactamente de qué iba la peli pero si no le fallaba la memoria era alguna clase de drama romántico dirigido a treintañeras.

-¿Qué tipo de escena es?- inquirió.

-De cama- llegó la respuesta tras un largo momento de silencio.

Eso también lo debería haber visto venir. Jun tampoco lo había pasado bien mientras rodaba Tokyo Tower. Le gustaban los retos y aceptaba papeles que le parecieran interesantes sin importar la dificultad, pero no era ningún secreto que se sentía incómodo en escenas íntimas.

-Vale… el gran Ninomiya-sama te ayudará así que no tienes de que preocuparte- dijo dándole un par de palmaditas en un hombro con expresión satisfecha.

-No te burles- advirtió Jun.

-No lo hago- aseguró, intentando ocultar lo mucho que le divertía la situación. Supo que no lo había conseguido cuando Jun le dedicó una mirada ceñuda que amenazaba con venir seguida por uno de sus terribles golpes como siguiera con el cachondeo-. En serio, me pasaré por tu casa después de cenar y a ver qué podemos hacer.

Jun se lo pensó unos instantes antes de asentir con la cabeza. Nino había rodado un par de escenas comprometidas en Ohoku así que quizás le vendría bien su punto de vista. Consultó su reloj y se puso de pie, sacudiéndose un poco los pantalones y ofreciendo una mano a su compañero para que se levantara también.

-Ya casi es hora de grabar así que deberíamos volver al estudio- dijo en tono pragmático, antes de empezar a subir los escalones.

Nino le contempló unos instantes antes de ponerse en marcha también. Ahí volvía a estar el Jun de siempre, pensó con cierta amargura. A veces echaba de menos el Jun de antaño. No era que le disgustara el Jun de ahora, pero un simple gracias o una pequeña muestra de cariño tampoco le iban a matar. A fin de cuentas Nino siempre estaba ahí para él. Sonrió, la misma máscara despreocupada de siempre, y trotó hasta el estudio tras él.

El resto del día transcurrió sin mayor complicación. Grabaron el programa con las bromas de cada semana y dedicaron la tarde a sus proyectos personales. Pasaban ya de las nueve cuando Nino se detuvo ante la puerta de Jun y apretó el timbre, envolviéndose más si cabía en su abrigo. Su anfitrión insistió en que tomara algo caliente antes de nada y pronto se encontró sentado en el sofá, con un té en una mano y el guión en la otra. Dejó ambos en la mesita para encarar a Jun, que estaba sentado al otro lado del sofá abrazado a sus rodillas como si esperase un veredicto.

-Es… apasionada, desde luego- concedió. La escena tenía un elevado contenido sexual. No sobre el acto en sí, que a fin de cuentas tenía lugar debajo de la seguridad de las sábanas, pero las escenas previas eran indudablemente explícitas, con los protagonistas desvistiéndose el uno al otro e insinuando besos y caricias en lugares demasiado íntimos para horario infantil.

Tratándose de Jun, eso iba a requerir paciencia y una buena dosis de práctica. Probó a estirarse hacia atrás pero el respaldo del sofá estaba demasiado cerca, el espacio era demasiado pequeño y la situación en general poco realista. El cuarto de Jun era mucho mejor. Incluso podían empezar la escena desde la puerta, que era donde arrancaba la acción.

-Vamos- instó, levantándose y entrelazando las manos para estirarlas y sacarse el entumecimiento y los últimos restos de frío de encima.

-¿Dónde?- quiso saber Jun, que no había sido capaz de seguir el hilo de sus pensamientos.

-A ensayar la escena hasta que te sientas cómodo con ella. Yo haré de Myu-chan, que será más realista que tenerte repitiéndolo al aire una y otra vez.

Jun se puso en pie sin demasiado entusiasmo y se acercó hasta la entrada del dormitorio.

-¿Has memorizado el guión?- inquirió enarcando una ceja. No sería una práctica muy útil si a mitad tenían que parar para que Nino consultara su parte.

-Hm. Myu-chan solo se deja llevar así que no es muy complicado- asintió de lo más seguro.

-Vale… pues vamos allá- dijo, cerrando los ojos un par de segundos para rescatar la escena de su memoria.

En realidad la acción empezaba en la entrada de casa, con los dos protagonistas caminando entre besos torpes y urgentes en dirección a la habitación. Podían obviar esa parte porque tampoco parecía que tuviera mayor complicación. Cogió a Nino de la cintura y lo empujó hacia atrás, apresándole entre su cuerpo y la puerta del dormitorio. Colocó las manos a ambos lados de su cabeza para impedirle escapar, mientras pensaba en lo rematadamente típica que resultaba aquella escena, y esperó. Enarcó una ceja al ver que Nino no se movía y se separó ligeramente para mirarle sin parpadear, visiblemente molesto porque no hubiera seguido con su parte del papel.

-Se supone que tienes que besarme- se adelantó Nino a la previsible reprimenda. Curvó los labios en una sonrisa burlona ante la expresión totalmente desubicada de Jun-, el guión dice que has de besar a Myu-chan- insistió.

-No voy a besarte- afirmó categórico.

Nino no pensaba llevar su pequeño jueguecito más allá pero la respuesta de Jun fue tan rotunda y acompañada de unos morritos tan graciosos que se le hizo imposible no fastidiarle un poco más.

-Oh vamos J, no seas crío. Los dos somos actores. Y estamos solo tú y yo- punzó.

Jun frunció el ceño. Precisamente porque estaban los dos solos no quería besarle. No era que le preocupara Nino, él siempre estaba repartiendo abrazos, besuqueando al resto de los miembros, metiendo mano y regalando fanservice en general. Sabía que no había nada más a parte de contentar a su público y divertirse a costa del desafortunado arashi que hubiera acabado en su punto de mira. Pero le preocupaba su propia reacción. Porque Kazu era como era, siempre fastidiando, siempre enredando a su alrededor, molestándole y consintiéndole a partes iguales, su presencia se había convertido en algo necesario a su alrededor. Mucho más necesario de lo que a Jun le gustaría admitir. Volvió su atención al presente solo para encontrarse con la expresión triunfante de Nino. Tenía los labios apretados en un intento de contener la sonrisa pero era evidente que estaba disfrutando. Qué diablos, el maldito retaco tenía razón. Los dos eran actores y Jun era demasiado orgulloso para dejarle quedar por encima de él.

-Está bien- concedió, y antes de darse mentalmente tiempo a arrepentirse se inclinó para juntar sus labios con los de él.

Nino tuvo que admitir que aquello le había tomado por sorpresa. La repentina cercanía de Jun y el leve roce de su boca. Aunque aparte de eso no podía decirse que aquello tuviera mucho de beso. Jun estaba rígido, estático y tan obviamente incómodo que solo pudo estallar en carcajadas.

-Perdón, perdón es que… - se disculpó fervientemente cuando le dirigió una mirada funesta- estabas tieso como el palo de una escoba, J. No me habría creído para nada ese beso si fuera un espectador- pinchó.

No, no era eso lo que tenía pensado decir, pero esa parte de mocoso malcriado e irritante había hecho aparición sin que pudiera evitarlo. Antes de que tuviera tiempo de suplicar por su vida- porque meterse con las dotes interpretativas de Jun era pasar de largo la línea de lo que estaba permitido- notó como este le cogía de la camiseta y le empujaba contra la puerta. Y esta vez sí fue un beso en toda regla, que no tuvo nada que ver con el anterior.

Jun se pegó totalmente a él, tanto que sentía por completo el peso de su cuerpo y el calor que emanaba de él. Los labios chocaron decididos contra los suyos y esta vez no se estuvieron para nada estáticos. Hicieron presión, se separaron para jugar con los suyos y mordisquearon levemente su labio inferior hasta que este se abrió. Y entonces todo se volvió húmedo y su estómago pareció querer encogerse sobre sí mismo. Así que así era como besaba Jun, pensó cuando la lengua irrumpió demandante en su boca, decidida a ser ella quien tomara el control.

-Nino- Jun pronunció su nombre en poco más que un susurro, pero había firmeza en su tono- La puerta- indicó-, se supone que tienes que abrirla tú.

Aquellas palabras le trajeron de vuelta a la realidad. Abrió los ojos para encontrarse con un Jun que esperaba entre impaciente e irritado a que siguiera con su parte del guión. Rió para sí mismo al darse cuenta de que por un momento se había olvidado por completo de que estaba interpretando un papel.

-Voy, voy- dijo mientras tanteaba en busca del pomo y lo giraba al conseguir dar con él-. No sabía que fueras tan impaciente, J- añadió en tono juguetón.

Matsumoto resopló y arrastró a Nino hasta la cama para arrojarle sobre el colchón. No estaba de humor para los jueguecitos del maldito mocoso del grupo. Odiaba aquel dorama, odiaba aquella escena y estaba empezando a odiar esa habitación donde sólo estaban Nino, él y esos estúpidos sentimientos que no quería enfrentar. Sólo quería acabar pronto con todo y alejarse de ese maldito cuerpo que parecía ser capaz de hacerle perder el control.

Mientras Jun colocaba una rodilla sobre la cama para acercarse a él, Nino se prometió que jamás en la vida volvería cuestionar su capacidad de interpretación. Nunca había visto una imagen tan sensual como la que ofrecía J mientras gateaba con movimientos felinos hasta él. Contuvo la respiración cuando el rostro de su compañero se detuvo a pocos centímetros de sus labios y tragó saliva de manera involuntaria cuando esté acarició la parte externa de su muslo, levantando la falda imaginaria. La mano de Jun se acercaba lentamente a su cadera, mientras toda la intensidad de sus ojos negros estaba clavada en él. Era algo realmente hipnótico, pensó entrecerrando ligeramente los ojos para concentrarse en la sensación de aquellos dedos sobre él.

-Ups- exclamó de repente Nino, incorporándose sobre los codos. Jun no supo muy bien cómo interpretar su expresión, a medias burlona y a medias sorprendida-. Alguien se ha despertado aquí abajo- confesó con una mirada de lo más significativa al bulto que empezaba a apreciarse en su pantalón. La expresión que se le quedó a Jun al comprender el significado de sus palabras no tuvo precio. No parecía tener claro si soltarle una ostia o simplemente pasar de él. Sabía que no era momento para salir con una de sus bromas punzantes pero eran tan pocas las ocasiones en que Jun quedaba expuesto que era imposible no llevar el juego un poco más allá-. Es culpa tuya J, así que hazte responsable- exigió, sin poder reprimir la sonrisa traviesa que amenazaba con instalarse en la comisura de sus labios.

Casi al acto cerró los ojos y se encogió un poco sobre sí mismo, esperando el previsible golpe. Al ver que este no llegaba abrió un ojo y se encontró con la mirada inescrutable de Jun. Estaba increíblemente serio, parecía obvio que su comentario no le había hecho ninguna gracia. O eso creyó hasta que sus labios se separaron para dejar salir la calmada respuesta.

-Está bien- accedió.

-¿Eh?- inquirió el mayor, que no creía haber escuchado correctamente.

-He dicho que está bien- repitió en un leve susurro que consiguió congelar el aire en los pulmones de Nino.

En un primer momento pensó que simplemente le estaba siguiendo el juego, pero cuando las manos de Jun empezaron a desabrochar su pantalón sin un ápice de duda tuvo la certeza de que la cosa se le había ido de las manos. Porque Nino podía coquetear e insinuarse despreocupadamente, pero también tenía muy claro que aquella era una línea que no debía cruzar. Ya no por el grupo o los posibles escándalos, que a fin de cuentas siempre terminaban por pasar. Pero le había costado mucho llegar al punto en el que se encontraban ahora, conseguir que el Jun frío y distante aceptara sus muestras de afecto y que llegara a confiar en él. No quería estropear aquello pero… ¿Quién podía resistirse a la intensidad de aquella mirada, a la manera sensual en que Jun se pasaba la lengua por el labio inferior?

Fue totalmente involuntario que sus caderas se levantaran para permitir que Jun se deshiciera de su pantalón. Fue totalmente involuntario el jadeo ahogado que escapó de su boca cuando Jun descendió entre sus piernas y succionó la parte interior de su muslo, en toda una declaración de intenciones. Fue totalmente involuntario que arqueara la espalda y se mordiera el labio inferior mientras la lengua de su compañero ascendía de manera tortuosa por su sensibilizada piel. Y de pronto ya no fue capaz de pensar en nada porque J había llegado a su entrepierna y mordisqueaba su erección por encima de la ropa interior. Eso era lo que pasaba por jugar con fuego, se dijo, que terminaba envuelto en llamas y sin posibilidad de escapar.

Se le escapó un jadeo ronco y bajito cuando Jun finalmente le liberó de su prisión de tela y pudo notar la cálida humedad de su lengua. Aquella imagen no se le olvidaría en la vida, Jun perdido entre sus piernas sin apartar la mirada de él. Oh, había visto esa mirada cientos de veces, tan penetrante, tan magnética, tan segura de seducir a la cámara a pesar de su arrogancia. Pero esta vez no había estudio, ni focos, ni un público indefinido con el que coquetear. Esta vez estaba por completo dedicada a él, mientras su lengua subía y bajaba a lo largo de su erección con una lentitud que le estaba desesperando.

-Jun- murmuró entre jadeos ahogados. El interpelado se limitó a sonreír con malicia, plenamente consciente de lo que quería- Jun- apremió sin ocultar la urgencia en su tono de voz. Jun le estaba volviendo completamente loco y no le importaba hacérselo saber. Enredó los dedos en el cabello del menor y presionó suavemente para marcar el ritmo- por favor- ronroneó.

Esta vez sí accedió a sus caprichos y se dejó guiar, aumentando la velocidad de acuerdo a los dictados de aquellas manos. El ambiente se le antojaba tan húmedo y pesado que a Nino le costaba hasta respirar. Y de repente el calor fue tan abrasador y el placer tan intenso que el orgasmo le llegó casi sin avisar, consiguiendo que por un momento perdiera la noción de donde estaba.

Cuando consiguió abrir los ojos y calmar el ritmo desbocado de su corazón se incorporó lentamente hasta quedar cara a cara con Jun. Este permanecía inmóvil, sin decir nada o reclamarle que ahora era su turno de recibir atención. Nino dudó durante un instante pero finalmente alzó una mano para llevarla a la entrepierna de Jun. Reprimió un suspiro de alivio al notar la dureza que hacía presión contra el pantalón. Se hubiera sentido terriblemente decepcionado si Jun permaneciera impasible después de aquello, pero ahora no era momento de preocuparse por eso. Posó las manos en sus hombros y empujó levemente intentando tumbarlo sobre la cama.

-Nino, no hace falta que…- empezó a decir Jun, sintiéndose repentinamente culpable por haber forzado aquella situación. No podía dejar que la cosa fuera más allá. Pero la vehemente réplica de su compañero cortó cualquier intento de parar aquella locura.

-Cállate y déjame hacer, J- exigió Nino mientras se acomodaba sobre él.

Aquel era uno de sus pequeños privilegios y Nino lo sabía. Si hubiera sido cualquier otra persona seguramente hubiera recibido una respuesta airada, pero Jun se limitó a asentir con la cabeza y dejarse recostar sobre el colchón.

Lo primero que hizo Nino fue quitarse la humedecida camiseta para lanzarla a algún punto indefinido de la habitación. Luego sus manos desabrocharon uno a uno los botones de la camisa morada de Jun y la retiraron con deliberada lentitud. Bajaron en una caricia por los costados y buscaron decididos el cierre del cinturón. Se dio cuenta de que estaba un poco nervioso cuando necesitó dos intentos para soltar la hebilla. Buscó con la mirada la aprobación de Jun antes de atreverse a retirar las prendas que le cubrían y exponer su desnudez. Se inclinó sobre él hasta que sus labios se rozaron y pasó la lengua juguetona sobre el labio inferior de Jun. Él más pequeño de los Arashi había conseguido hacerle perder la cabeza y Nino estaba decidió a arrastrarlo a la locura con él. Sonrió satisfecho cuando obtuvo la respuesta esperada. Los labios de Jun se entreabrieron expectantes, evidenciando el acelerado ritmo de su respiración. La lengua de Nino se introdujo furtivamente en aquella cavidad, pero tan pronto como Jun intentó responder al beso se apartó traviesa y viajó hasta la base de la mandíbula, bajando en un húmedo recorrido desde el cuello a la clavícula. Tanteó sobre el colchón hasta dar con la mano de su compañero y la acercó a sus labios, para introducirse los dedos en la boca de manera insinuante.

-Prepárame Jun- pidió a media voz.

Si a Matsumoto le quedaba algún rastro de conciencia, lo perdió completamente ante el ronroneo de aquellas palabras en su odio. Con el corazón martilleando como loco en su pecho y la cabeza amenazándole con estallar de pura excitación, rodó sobre la cama para posicionarse sobre él. Deslizó la mano hasta llegar a su trasero y contuvo la respiración cuando Nino alzó la cadera en una clara invitación. No apartó la mirada de él mientras dejaba que uno de los dedos se colara en su interior. Estaba un poco preocupado por si aquello le incomodaba, pero el sonido que escapó de los labios de Nino fue de puro placer. Un gemido largo y contenido que consiguió erizarle hasta la última célula de la piel. Jun tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no tomarlo en ese mismo instante. Ni siquiera supo cómo consiguió esperar el tiempo necesario para que el cuerpo de Nino se acostumbrara a la intrusión. Cuando por fin notó como su interior se relajaba extrajo los dedos y posicionó allí su erección. Jun se mordió un poco el labio inferior, sin atreverse a continuar.

-¿Alguna vez has…?- empezó a decir, aunque se sintió incapaz de terminar.

Jun sabía de sobras que había tenido varias relaciones con mujeres así que Nino entendió la pregunta implícita a la perfección.

-Con un hombre no- respondió. Dudó por un segundo pero finalmente también él se atrevió a preguntar-. ¿Y tú?

-Tampoco- repuso Jun tras negar con la cabeza.

-Entonces esto es casi como una primera vez- rió Nino. Pero aunque intentase bromear al respecto su nerviosismo resultó más que evidente.

-Tendré cuidado- prometió Jun.

-Lo sé- le tranquilizó Nino.

Se miraron en silencio durante un instante y entonces Jun se movió. Nino fue incapaz de reprimir el quejido de protesta ante la invasión, que no se podía comparar en tamaño con la anterior. Cerró los ojos un segundo y se obligó a respirar con normalidad. Llevó una mano a la mejilla de Jun para atraer su atención, porque este parecía petrificado e incapaz de continuar. No importaba lo duro y distante que Matsujun intentase parecer, esa preocupación innata por todos los que le rodeaban siempre le hacía adorable.

-Eh… No soy tan frágil como parece- aseguró, tirando de él para atraerlo hasta sus labios.

Jun empezó por fin a moverse en medio de aquel beso y el dolor fue remitiendo poco a poco para dejar a Nino totalmente sumido en un remolino de excitación. Antes de que se diera cuenta intentaba seguirle el ritmo de las caderas y fundirse todavía más con él.

-Jun…- le llamó en un susurro enronquecido- J- insistió con la voz ahogada en placer-, así no puedo moverme bien- se quejó-, déjame estar arriba.

Era imposible no responder a sus deseos. Matumoto rotó sobre el colchón y pronto tuvo a Nino moviéndose sobre él sin ninguna clase de pudor. Levantaba lentamente las caderas para luego dejarse caer y soltar un gemido bajito cada vez que Jun se enterraba por completo en su interior. Era lo más erótico que había visto en su vida y tuvo claro que no aguantaría mucho más. Buscó el miembro de Nino, que volvía a estar duro y erguido, y deslizó la mano a lo largo de toda su longitud.

-Kazu-chan- jadeó con la voz enronquecida al notar como este se contraía apretando su erección.

Aumentó la velocidad y pronto notó como Nino se arqueaba hacia atrás y le oprimía en su interior. El orgasmo le sobrevino en el mismo momento en que Nino derramaba en su mano el tibio resultado de su placer y se dejaba caer agotado sobre él. Le rodeó con los brazos por pura inercia mientras la cabeza todavía le daba vueltas e intentaba recordar como respirar.

No fue hasta que los últimos rastros de placer fueron desapareciendo que el peso de lo acababa de pasar cayó con toda su fuerza sobre Jun. Se incorporó un poco para mirar a Nino con expresión de culpabilidad.

-¿Quieres usar la ducha?- preguntó Jun, intentando controlar el temblor en su tono de voz.

-Hm- asintió Nino. Se incorporó para dirigirse al cuarto de baño que quedaba dentro de la habitación-, puedes acompañarme si quieres- ofreció al darse cuente de que J no iba tras él.

-Gracias por permitirme usar mi baño- ironizó Matsujun, intentando actuar con la mayor normalidad.

Nino rió como siempre y a Jun no le quedó más remedio que tragarse lo que sentía y ducharse junto a él. Le dejaba una sensación de lo más amarga verle actuar como si nada hubiera pasado así que se limitó a limpiarse a toda prisa y meterse en la cama. Ni siquiera sabía si Nino se quedaría a dormir y no tenía el valor para preguntar. Se tapó con las sábanas y dejó que el cansancio se hiciera con él. Casi se había quedado dormido cuando escuchó a Nino sentarse en el otro extremo del colchón, al parecer sin decidirse a entrar.

-Sabes… siempre he pensado que eres de los que sólo se acuesta con la persona que le gusta- dijo Nino al cabo de un rato.

Jun soltó un murmullo de protesta, demasiado agotado como para pensar con claridad.

-Entonces posiblemente será que me gustas- replicó adormilado.

-Buenas noches J- fue todo lo que alcanzó a escuchar antes de que el sueño le arrastrase por completo.


***


Jun frunció el ceño, molesto ante la irritante musiquita que insistía en despertarle. Buscó a tientas el despertador y dio al botón que iluminaba la pantalla. Las seis y media. No, decididamente no era para él, no tenía la entrevista hasta pasadas las diez. El murmullo de protesta a sus espaldas hizo que cualquier rastro de somnolencia desapareciera por completo.

-¿Sí?- dijo una voz masculina una vez que consiguió encontrar el teléfono móvil que no había parado de sonar. La sangre se le congeló en las venas mientras reconocía la voz de Nino y recordaba todo lo que había pasado la noche anterior- ¡Ah, lo siento, lo siento!- se disculpaba su compañero- Me he quedado dormido. Estaré en el estudio en veinte minutos- aseguró antes de colgar.

Jun contuvo la respiración, sin atreverse a hacer el menor movimiento.

-Mierda- masculló la voz de Nino, consiguiendo que el corazón de Jun se le encogiera en el pecho-, mierda, mierda, mierda- repitió mientras correteaba por la habitación.

No tuvo el valor de decir que estaba despierto, así que simplemente permaneció inmóvil mientras su compañero recogía su ropa y se vestía apresuradamente. Le escuchó entrar y salir un par de veces de la habitación hasta que finalmente llegó a sus oídos el sonido de la puerta exterior. Sólo entonces se incorporó para cubrirse el rostro con las manos, intentando reprimir un sollozo.

Sabía que Nino no le hubiera dado demasiada importancia a lo que había pasado, a fin de cuentas sólo había sido un poco de sexo entre dos adultos que se habían dejado llevar por la situación. Pero Jun lo había estropeado todo al decirle que le gustaba. A Nino no le gustaban las complicaciones, ni las relaciones serias, y mucho menos tener que soportar la presión de un amor unilateral. Y a juzgar por la manera horrorizada en que había salido de allí ni siquiera estaba preparado para devolverlo todo al estado anterior. Dejó escapar un gruñido de impotencia mientras apretaba los puños cabreado ante su estupidez.

Iba a ser imposible dormirse de nuevo así que lo mejor sería levantarse y concentrarse en el guión que todavía tenía por memorizar. Encendió la luz e iba a ponerse de pie cuando un papel colocado sobre la mesita de noche llamó su atención. Estaba doblado por la mitad y ponía su nombre en la parte que quedaba a la vista. Lo desdobló con manos temblorosas, sin saber muy bien lo que podía encontrar. Entendería que Nino le pidiese que se distanciara de él, aunque conservaba la pequeña esperanza de que las cosas no estuvieran tan mal como para dejarse de hablar. Con el corazón latiéndole en la garganta, empezó a leer.

“Espero no haberte despertado, no me acordaba para nada que tenía que grabar tan temprano.
Tengo todo el día ocupado con el dorama, pero vendré cuando acabe el rodaje y volvemos a repasar la escena. Intentaré que la terminemos esta vez, aunque no prometo nada.
Kazu-chan
P.d: Posiblemente tú a mí también, así que deja de darle vueltas, baaaaaka”

Jun rió cuando terminó de releer la nota por enésima vez. Sólo Nino era capaz de solucionar las cosas de una manera tan sencilla y despreocupada. Se sentía como un idiota por haberse preocupado sin necesidad, aunque en ese instante no podía importarle menos lo idiota que pudiera llegar a ser. El sonido del teléfono le sorprendió todavía con la sonrisa enamorada en los labios, que se ensanchó de manera involuntaria al ver el nombre que aparecía en la pantalla.

-¿Sí?- respondió.

-Ah, sabía que te había despertado- protestó Nino cuando comprobó que descolgaba al primer tono.

-No importa- le tranquilizó Jun.

-Es porque llegaba tarde- dijo Nino.

-¿Eh?- preguntó Matsujun, que acababa de perderse en la conversación.

-Por lo que decía mierda. Seguro que también le estabas dando vueltas- aventuró.

Jun casi pudo notar como Nino sonreía de manera punzante al otro lado del teléfono por haberle pillado de lleno.

-No estaba preocupado- mintió, aunque su tono de voz enfurruñado evidenciaba todo lo contrario. Suspiró al escuchar el sonidito sarcástico que le devolvió Nino y no le quedó más remedio que admitir su derrota. Siempre veía a través de su coraza, siempre sabía lo que necesitaba y siempre estaba ahí para dárselo. ¿Cómo no enamorarse perdidamente de él?- Gracias- murmuró.

-Hm. De todas maneras no te llamaba por eso- Nino cambió de tema deliberadamente. Ambos sabían que había llamado porque estaba preocupado por Jun, pero no lo admitiría tan fácilmente-. Quiero pasta para cenar- anunció.

-¿Pasta?- repitió Jun enarcando una ceja.

-Pasta- confirmó-. A la carbonara. Y no es negociable- añadió en un tono que sonaba claramente a exigencia-. Ah, te dejo que he encontrado sitio para aparcar- murmuró antes de colgar sin más.

Jun rodó los ojos mientras sonaba el tono de fin de llamada. Iba a estar más malcriado que nunca, se dijo con suspiro de resignación. A penas habían pasado un par de minutos cuando el teléfono volvió a sonar. Supo que era Nino otra vez sin necesidad de leer el nombre.

-Oye J...- Nino se interrumpió incapaz de continuar y el momento de silencio se prolongó con pesadez.

Jun esbozó aquella sonrisa satisfecha que no parecía dispuesta abandonar sus labios.

-Lo sé- le tranquilizó Jun-, yo a ti también- aseguró. No necesitaba escucharle decir un te quiero para saberlo cuando se lo demostraba cada día sin palabras.

-Hmm...- protestó Nino-. Algún día te lo diré.

-¿Es una amenaza?- rió Jun.

-Una declaración de amor- replicó Nino, antes de darle a la tecla de colgar.

Jun no necesitó verlo para saber que al otro lado de la línea, Nino había dibujado la misma sonrisa cómplice que él.

1 comentario:


  1. ¿Puedem ser más tiernos por favor? Ese final me ha hecho sonreír como una auténtica idiota >/////////////////////<

    Me alegro de que hayas subido este fic y haberlo podido leer! Me ha encantado!
    Más Matsumiya por favor! <3

    ResponderEliminar